Hola
Entiendo que uno comenta aquí de los restaurantes, de su ambiente, comida, etc...
Pero quería relatarles de una experiencia que viví el pasado domingo y que más que con el restaurante, tiene que ver con nosotros como clientes, y como chilenos en términos más generales.
El domingo recién pasado, como a eso de las siete de la tarde, tenía ganas de tomar un buen café, con algún pastelito... y leer el diario, por qué no reconocerlo. Había almorzado tarde, y tampoco quería cocinar a la noche, por lo que qué mejor que ir... al Tavelli.
Bueno, llego, y con grata sopresa me explican que en el salón principal la idea es que todos nos respetemos en cuanto al ambiente (conocido como espacio para "no fumadores", que yo no lo llamo así, porque también es un ambiente para fumadores); y, ojo para los que creen que no reditúan esos ambientes, estaba lleno, había familias, abuelitos, niños, etc...
Encuentro un asiento -ya que por suerte no hay que sacar el vale y pagar de antemano, como era el sistema antiguamente en el Tavelli- y pido un ristretto con un pastel de chocolate tipo trufa; luego le pregunto al garzón: "¿aquí en el Tavelli Uds. tienen el diario para leer, no?" (porque si hay algo que me gusta de Buenos Aires es que tú puedes ir a cualquier café y puedes tener la certeza, no sólo de que el café será bueno, sino que además estará ahí el Clarín, La Nación o el Página 12 para leer tendido, sin que te miren raro. Por lo que el Tavelli me gusta porque tiene ese sistema de diarios a disposición de los clientes). Bueno, y el garzón me responde, con una sonrisa pícara criolla: "a esta hora ya no.."
Claro, cualquier gringo viene a Chile y no entendería nada de lo que dijo el garzón: "¿qué tiene que ver la hora?", se preguntaría. Pero nosotros los chilenos entendemos que lo que el garzón nos quiso decir es que los clientes en el transcruso del día se van robando los diarios, y por lo tanto a las siete y media de la tarde ya se los han robado todos, y por tanto a esa hora ya no hay.
Y ahí estaba yo, como bicho raro, entre un mar de mesas en que la gente conversaba, y sin poder siquiera leer algo. No había quioscos abiertos, obviamente, y aunque los hubiese habido, no estaba de ánimo de salir a comprar, explicándole al garzón que ya volvía......
Por lo que en forma natural me puse a reflexionar en torno a esto..........
