Ceviche de Atún en Isla de Pascua
Hace un par de años visité nuevamente Isla de Pascua, regresé encantado por su magia y su misticismo, aunque un poco inquieto por su aislamiento y excesiva tranquilidad. El panorama esta vez era distinto, iba con la Anto, mi hija de 6 años. El viaje fue muy entretenido para ella, llegamos allá y nos encontramos con la magia al llegar al aeropuerto. Mi hija, que no conocía la isla, quedó maravillada al bajar del avión.
En la isla nos esperaban algunos amigos, nos llevaron al lugar donde nos íbamos a alojar y nos dejaron invitados a compartir un atún en la noche. El día fue muy agotador, aunque la tarde de playa nos relajó un poco, igual debíamos ir a cenar esa noche.
Bajo un cielo estrellado, con una suave brisa, llegamos a la casa de nuestros amigos, Juan y la Mafi, nos recibieron con un rico trago y algo para picar. Después Juan me invitó a seguir conversando en su amplia y acogedora cocina. Del refrigerador sacó una gran cola de atún, la fileteó y la mitad la trozó en cuadritos muy precisos. Luego exprimió unos limones y picó unos brotes de algo que no recuerdo y cebolla, luego los añadió al Atún y les hecho el jugo de limón. Normalmente cuando uno hace cebiche deja un largo rato el limón en el pescado...esta vez no fue así, Juan no dejo ni 15 segundos el jugo de limón en el Atún...mi observación fue de inmediato: ¿no será muy poco rato el jugo en el atún? no, me dijo, en la isla lo preparamos de esta forma y nos queda exquisito! Juan dejó el cebiche en el refrigerador por unos minutos, ya sin limón y salimos a la terraza, las mujeres ya habían puesto la mesa, un rico y fresco vino blanco ya nos invitaba a algo bueno.
Antes de sentarnos a la mesa Juan sacó un disco a gas, lo dejó al lado de la mesa...se dirigió al refrigerador y sacó el cebiche y el resto del atún que había dejado fileteado. Abrimos el vino blanco y nos servimos el cebiche...mmm, delicioso, su frescura era inigualable, el limón se sentía muy poco y el sabor del atún era predominante...
Finalizado el cebiche, Juan, encendió el disco (era a gas) y lo llenó de atún. Luego le comenzó a poner algunos eingredientes, entre ellos sésamo...ni les cuento cómo quedó, no estaba a la inglesa como a mi me gusta, pero si estaba a púnto. Finalizaba así un día de casi 20 horas, si, así como lo leen, desde que nos despertamos, nos fuimos al aeropuerto, espera para abordar, viaje, cambio de hora, día completo de paseo con la Anto, conversa, poreparación del cebiche, el disco y la sobremesa...un día agotador, pero muy reconfortante.