Bar Constitución ó Salón de Depilación
Después de tanta promoción, tanto en tv como en revistas y diarios, fuimos a conocer el nuevo Bar Constitución en Bellavista, esto ocurrió en la segunda semana de Enero/2008.
No todo partió bien, dado que desde la carta me di cuenta que algunas denominaciones contenidas en ella las encontré siúticas y cursis, por ejemplo, "cerveza tirada" en lugar del conocido y siempre socorrido "schop". No es tan grave, finalmente cada uno bautiza su carta como le de la gana.
Seguidamente, pedimos cerveza y no tenían la que pedimos, así que hubo que conformarse con la que había, que estaba tibia.
En fin, nos matriculamos con una "entraña" ($7,000 app.), pero grande fue nuestra sorpresa después de una espera de 20 minutos, al ver un pelo en ese inmaculado trozo de carne. Nos hicieron el cambio, pero esta vez no demoraron 20 minutos en la cocción y al cabo de 7 minutos teníamos nuevamente el mismo trozo de carne, con la salvedad que le habían cortado aquélla parte sobre la que había aparecido el pelo. Mala cosa, le representamos al mozo lo que ocurría y el intercambio de palabras hizo que se adhiriera a la conversación un señor con pinta de jefe de cocina, que resultó ser el postre amargo de la velada. Además de desmentirnos que la carne que traía el pelo no era la misma que nos estaba sirviendo, dándonos la espalda nos señaló que nos "convidaba" el resto del pedido (cerveza tibia y agua mineral tibia). Obviamente no le aceptamos su "educada" invitación y le cancelamos el total, salvo su famosa "entraña".
Pelos en la comida es algo inaceptable en cualesquier lugar, pero la actitud petulante como la de este señor impiden cualquier posibilidad de reivindicación de un lugar en el que se ha invertido fuertemente, pobres dueños, y que aparece con profusa publicidad en prensa.
La verdad, nos sentimos humillados con la bravata de este genio de la cocina, que en lugar de enmendar un claro error nos termina tratando de manera vejatoria y descomedida.
Lamento que los esfuerzos de los dueños se vayan al tarro de la basura por no contar con un responsable/dependiente idóneo que sepa resolver entuertos como los mencionados y en su lugar, se dedique a tratar de manera displicente y arrogante a los parroquianos/comensales, cuando claramente han habido claras negligencias en la atención y el aseo para preparar la comida.
No les recomiendo el Bar Constitución, ni siquiera para una cerveza.
Agradezco la posibilidad de contar con un sitio donde podamos ir enmendando la avalancha publicitaria, que algunas veces no se corresponde con la realidad de los porfiados hechos de nuestra industria culinaria.