Restaurante Travesía de Sheraton Miramar... malito
En general no me gusta hacer malas críticas. Pero esta vez debo hacerlo, por el bien de nuestra comunidad.
Este sábado mis padres me invitaron a comer al restaurante Travesía del hotel Sheraton Miramar de Viña. Nunca había entrado al hotel y en verdad es precioso. El restaurante también es muy lindo y la repartición de mesas, original.
Nos atendieron muy bien, de eso no nos podemos quejar. Nos ofrecieron el buffet a $17.000 pero la falta de hambre nos hizo rechazarlo. En cambio pedimos la carta. El mozo le sugirió a mi madre un risotto y ella es fanática de la comida italiana, así que le pareció bien. Era un risotto con camarones y ostiones en una reducción de tomate, que por alguna razón, no estaba en la carta. Sonaba bueno. A mi padre le ofrecieron los canelones rellenos de langosta, que también aceptó y como entrada pidió un trío de ceviche. A mi no me ofrecieron nada porque rápidamente interrumpí al mozo para pedir un pollo de grano en salsa barbecue, con ensaladas y papas hilo.
Los platos no demoraron mucho en llegar, y por mientras nos trajeron un mini bocadito de salmón relleno con philadelphia. Simpático.
El ceviche al parecer estaba bueno, yo al menos, no lo probé. El problema fue cuando llegaron los platos de fondo. Primero, a la descripción del risotto de mi mamá le faltó un ingrediente importante, tenía miles y miles de choritos. Como a ella no le gustan, fue muy desagradable, ya que el risotto estaba impregnado de su gusto. ¿Cómo puede ser que al mozo se le haya escapado ese importante detalle? Si hubiera mencionado los choritos, ella no hubiera pedido ese plato. Camarones habían pocos y ostiones, sólo uno. Más encima le cayó mal a la guata, así que todo mal. Los canelones parece que estaban buenos, pero mi plato era una vergüenza. El pollo de grano bien podría haber sido una paloma, y la presentación horrible, puro cuero. La lechuga se nota que apenas la lavaron, porque las hojas no estaban ni separadas y tenía bichos verdes típicos de la escarola. Atroz. El tomate, pelado y partido por la mitad… nada más. Un par de palmitos y las papas hilo pasadas de aceite. Todo todo mal.
No somos buenos para quejarnos en el restaurante mismo, pero deberíamos haberlo hecho. No era barato, y tenía descuento del club de lectores, aunque por todas las molestias, esa comida no debería haber sido cobrada. No se lo recomiendo a nadie. Una mala y desagradable travesía.
Saludos,
F