Lavanda Casa de Té - Frutillar
Durante mis vacaciones decidí aprovechar de hacer algo de turismo gourmet. Había leído de este lugar creo que en la Revista del Domingo, pero recorriendo el sur ví un folleto y luego entré al sitio Web de ellos y me pareció sumamente atractivo: una casa de té en medio de un prado de lavanda, con vista al lago. Es así como me decidí a ir. Lo primero que quiero decir es que se puede llegar perfectamente a pie desde la Costanera de Frutillar pero es una buena caminata (desde que se acaba la Costanera son poco más de 1,5 kms. a la entrada del fundo, luego hay un buen tramo interior con cuesta incluida). El camino es bonito, típico del campo del sur de Chile.
El lugar es realmente bonito, una casa de campo remozada por dentro, y decorada principalmente en blanco. Toda la ambientación muy a tono con el lugar, rodeada por los ya mencionados prados y con el lago y el volcán de fondo. Realmente espectacular. Eso sí, una vez dentro en el lugar nadie sale a recibirte y preguntarte si tienes reserva o algo (aunque esto pasa en casi todos los restaurantes de la zona).
De bienvenida, limonada con infusión de lavanda por cortesía de la casa. Rica, distinta, pero le faltaba estar un poco más fría. Luego, pedí un "High Tea" (13.000 para dos personas) consistente en una selección de pastelitos (3 o 4 por persona), scones con mantequilla y mermelada, "finger sandwiches" (2 por persona) y unos canapés. Para acompañar esto tienen una amplia selección de tés todos de primera calidad, pero al consultar por el té blanco con lavanda el mozo dijo que "no es té, la carta está mala" (sic). Le sugerí que debían corregirla entonces, a lo que no me dijo nada. Volví a revisar la carta y escogí uno de esos té verdes que vienen hechos capullo y se abren como flor en la tetera (Jasmine Pearls, 3.600 la tetera para dos personas). El mozo me dijo "no es té, es una infusión" (sic). No quise discutir con él y obvié su comentario.
La comida llegó relativamente pronto y muy bien presentada. Eso sí, uno de los pasteles tenía un pelo y pedí que lo cambiaran, lo que hicieron diligentemente. Por lo demás, todo lo que venía estaba rico, especialmente notables los canapés con un paté delicioso y los cupcakes de chocolate que reemplazaron al pastel con pelo, lo demás todo bien. El té excelente. Solamente quedé con un poco de gusto amargo por el servicio deficiente.
Además tienen en el lugar una tienda con productos gourmet de lavanda, vajilla para el té (increíble) y hay una suerte de kiosko con jabones y cosmética relacionada.
Creo que vale la pena visitar el lugar por la ambientación y el entorno, pero tienen mucho que mejorar en cuanto a la atención y capacitación de las personas que atienden. La comida es de muy buena calidad, pero no sé si el precio le haga justicia (tomo como referencia Coquinaria en W donde el té para una persona sale 5.000 y me parece bastante comparable).