Cienfuegos, que te pasó???
Este sábado fuimos al Cienfuegos buscando esa combinación de buena comida y buena onda que recordábamos de sus inicios, y lamentablemente la experiencia fue mala.
El lugar sigue siendo atractivo en su esencia. Me habían comentado su remodelación y me parece que mantene una propuesta escénica armónica, lo que sumado a una mejor iluminación hace del lugar un espacio agradable, cálido y cool, rara mezcla hoy en dia...
Mi señora estaba con poco hambre y pidió una Ensalada de Crudites ($5.000), mientras que yo me incliné por el menú (entrada + fondo + postre por $12.000). Partí con la Ensalada de Pato y Maracuyá, luego el Mero, Espinaca, Ciruelas y Jamón, y el Coulant de Chocolate para cerrar. A ordenar, el mozo me advirtió que el Mero había sido reemplazado por Merluza Austral, lo que no varió mi elección.
Lo primero que nos llamo la atención fue la demora en atendernos. Supusimos que tratandose de Sabado por la noche, no podiamos aspirar a mucho mas, pero la situacion fue acentuandose con el andar.
Ls ensaladas llegaron cuando ya llevábamos media hora sentados y ya íbamos en el segundo jugo/aperitivo y la primera impresion fue el tamaño de los platos. Chicos es mucho para lo que venía y como ejemplo basta comentar que mi ensalada tenía 5 pedazos minusculos de pato, reposando en unas 10 hojitas de tierna lechuga. La presenia de maracuyá era basicmete decorativa y me demore app. 3 minutos en terminar. Mi señora, que practicamente no come, quedo con la misma sensación, al punto que le dije que no se preocupara y que yo le convidaba de mi fondo.
El plato de fondo se demoró otros 40 minutos en llegar, situación que matizamos con unos 3 cigarrillos cada uno y buena conversa. Cuando llegó, mi decepción fue tremenda. El pedazo de Merluza, que era la cola mas encima, medía 8 cm. por 10 cm. (me di el trabajo de medirlo para poder comentarlo después), que estaba montado sobre unas espinacas recocidas que me recordaron el casino del colegio (lo que no es un halago...). a ciruelas consistían en una cucharadita de te de una pasta de ciruelas y el jamón no lo vi ni sentí en ninguna parte. Como habrá sido mi cara, que el mozo me ofreció si quería mas pan!!!! a lo que solo conteste que mejor se apurara con el postre. Me demore otros 3 minutos en comer, pues estire el tema partiendo la merluza en 6 pedacitos enanos. Mi noble señora, sabiendo el hambre que tenía, solo me sonrió y noblemente declinó mi poco convencido ofrecimiento de compartir.
De ahí en adelante, ya nos relajamos y empezamos a reinos de la situación, comentando lo lento de la atención y el tamaño de la porciones. De hecho, fue bueno tener tema, ya que para el Coulant tuvimos que esperar otros 45 minutos!!! Que hay demora, que estamos llenos (que no era algo que se veia en las mesas) y otras excusas por el estilo, solo fueron aumentando la molestia, al punto que cuando el mozo llego con el postre, solo atinamos a pedirle la cuenta de una...
En resumen, estuvimos aproximadamente 2 horas y media, pagamos app. $24.000 (El Mercurio para todo menos el menú), masticamos menos de 10 minutos y salimos con mas hambre del que llegamos.
Ojalá mejoren la propuesta, pues tienen todo para ser un gran restaurant, pero se están cayendo en algo básico. La atención y la definición de la experiencia del cliente. Que el fondo no haya sido el mejor es subjetivo y puede que sea solo mi gusto, pero la espera y el tamaño de las porciones sepultaron cualquier otra gracia que pudiesen haber tenido.