Racha, cocina playera

En una visita anterior a Pichilemu, habíamos quedado con las ganas de visitar este restaurant, se veía bien, con onda, alguna buena recomendación de gente medianamente confiable... listo, con eso estábamos para visitarlo.

Primera impresión: linda vista, buena música, cocina a la vista, gente con una sonrisa en la cara para recibirte, partimos bien. En la mesa de al lado, estaba uno de los que me recomendaron el restaurant con toda su familia, seguimos en la buena racha. La carta, tragos pensados por Miguel Larraguibel (@malditobarman) y los platos por Matías Palomo, se elevaron las expectativas, las malditas expectativas, esas que pueden arruinar un gran momento. Aunque este no fue el caso.

Partimos con un pisco sour, el mejor que me he tomado en mucho tiempo, frozen, dulzor justo. Los peruanos nos tienen acostumbrados a demasiado dulzor, segun mi opinión, y no es que sea malo, pero se agradece algo mas balanceado y seco, mas cercano al pisco sour como se hace en Chile. Seguimos con un Tapeo Racha ($7.800), 4 rebanadas de pan con semillas, hechas en el local con: paté de semillas con champiñones al ajillo, hummus y vegetales asados, pan untado en tomate con tortilla de papas y chorizo, y prieta artesanal, manzana caramelizada y pimientos asados. Ricos, sabrosos, contundentes. También me tincó el pulpo parrillero, y el fish and chips, habrá que probarlos en una próxima oportunidad.

De fondo pedimos la Porotá de mariscos ($7.900) y el Qué plancha ($8.500). El primero un guiso de porotos negros y blancos, con una sabrosa salsa de tomate, camarones, calamares, pulpo, jaiba y una galletita de queso de cabra. Una mezcla muy mediterranea, mar y tierra, legumbres, pescados y mariscos, en este caso solo mariscos. Otras posibilidades, que no estan en la carta del Racha, pero podrían: alubias con almejas, garbanzos con mariscos, lentejas con pulpo, me encantan las legumbres con mariscos. El otro plato, es un pescado del día (no me acuerdo cual era), sobre un guiso de quinoa, un bosqué de camarones, y una ensaladita de berros, y avellanas. El pescado en su punto, perfecto, como se debe cocinar el pescado a la plancha, mojadito sin estar crudo, firme sin estar seco. Da gusto encontrar lugares donde traten bien los pescados, en Santiago cuesta tanto encontrarlos. Aunque hubiera sido un desatino pedirlo, el asado de tira con puré y prietas me guiñaba el ojo. En la carta tambien se encuentran sandwichs, ensaladas, menu para niños. Si bien hay que destacar los productos que se hacen en el local como el pan, helado de huesillo, canela, el hummus, se echa de menos aprovechar mas los mariscos locales por sobre los foraneos que abundan en la carta: el pulpo, los calamares, los camarones.

En resumen, un gran descubrimiento. Hay que volver a probar el resto de la carta.