Confieso Que He Comido, cuando las buenas intensiones no bastan...
El día 25 de diciembre salimos a almorzar, lo que significó una tarea no menor los días previos para ver si existía algún restoran decente abierto. Pues bien, puedo decir que existían restoranes, la decencia.... Ese es otro tema.
El ganador, entre las diminutas opciones, fue Confieso Que He Comido, un restoran ubicado en pleno museo cielo abierto en el cerro Bellavista. Espero que nadie se ofenda si comento que la comida estaba a la altura de este famoso museo.
Éramos 3 comensales, mamá, hermano y su merced. No pedimos entrada por razones que no vienen al caso, sin embargo las opciones para compartir eran 3, o bien alguna sopa o ensalada. Ninguno demasiado apetecible. Pedimos jugos naturales, bien hechos, frutas simples (frutilla, manzana, kiwi, naranja, o mezcla entre ellos... ).
Respecto a los fondos: mamá pidió congrio marinado a la menta sobre pastelera de choclo ($9.500). Particularmente sentí que la pastelera estaba media cruda... Malita. El pescado, de acuerdo a la comensal, estaba en su punto de cocción, perfecto, pero carente de todo sabor (cero menta). Pienso que la intensión era buena, pero la obra mal acabada. A lo mejor si hicieran un pesto de menta sobre el pescado, calentado apenas a baño Maria... Fome!
Hermano pidió un solomillo de cerdo, justo en su punto de cocción, en costra de panko, con reducción de miel y algo más, con peras en reducción de vino ($7.500). No había peras y le sugirieron cambiar por manzana verde, primer error, de costra nada (por lo que vi), las manzanas bien pero fomes, de la reducción de miel ni el aroma... Fome!
Su humilde mercé pidió un vegetariano, que era un panqueque relleno con quinoa y vegetales (pimentón y por ahí un corpúsculo de cebollino), acompañado de una salsa con tomates ($5.500). Bien en la cocción de la quinoa, y los vegetales, bien el panqueque... Pero inevitablemente fome, yo hubiese hecho una salsa fría de morron y naranja, o un chancho en piedra a la albahaca para acompañar... Cero personalidad el plato. Fome!!
El postre, que salvó el día de lo que podía llamarse como la fomedad a precio de realeza, fue la estrella de este lugar, aquello que todos comentan, los tremendamente famosos ravioles de chocolate: masa con cacao, rellena de chocolate blanco y salsa de frutos del bosque ($5.500). Estaban demasiado buenos y comprendo su buena reputación, pero habían algunos un poco crudos. No es suficiente... Me refiero a que no puedes mantenerte gracias a un buen acierto en la repostería y olvidar que la gente va a comer!
Me da mucha pena porque es un lugar hermoso, con un tremendo potencial, una vista privilegiada, muy buen servicio, detalles del chef, como enviar un apetizer a las mesas.... Pero lamentablemente, las buenas intenciones no bastan en la cocina.
Si se le ocurre ir, lleve una mostaza o un sachet de ketchup en el bolsillo... Digo, para darle un poco de sabor
Pasaje Rudolph 254 cerro Bellavista
Platos entre 7.000 y 18.000 Consumo promedio 20.000 p/p