Vino Bello, Santa Cruz
La verdad es que no tenía ningún plan especial para el 14 de febrero, pero estando con mi partner en casa de un amigo en Palmilla, éste sugirió que saliéramos a probar algún boliche en Santa Cruz y/o alrededores. Me pareció buena idea pero pedí favor no volver a la Casita de Barreales ya que ahí me sirvieron el pasado 25 de diciembre el peor rissotto que he probado. Claro, me dijeron, si la especialidad es comida peruana cómo pediste rissotto, pero bueno, ESTABA en la carta y como me gusta lo pedí, y bueno, mal el resultado. Como alternativa, nuestro anfitrión propuso un boliche nuevo que quedaba justo en frente de la mencionada casita, recién abierto según él, por donde había pasado y había visto buen número de autos... señal de que es bueno? Puede ser... Era el restaurante VINO BELLO en el sector de Barreales, Santa Cruz. Nos estacionamos y ya desde la entrada, prometía bastante. Una construcción señorial con una elegante entrada te lleva directo a la anfitriona que te pregunta si tienes reserva. Como llegamos temprano y al parecer había una mesa donde no se había respetado la hora de llegada, nos dieron una de las mejores ubicaciones en la terraza, al lado de una pared con una linda fuente con cabeza de león, y al frente, una linda vista a los viñedos bien iluminada que, a esa hora del crepúsculo, era francamente magnífica; harta suerte para un día en donde al parecer, estaban reservadas casi el 100% de las mesas. Pronto llegó un mozo bien joven que nos contó que esa noche había un menú único, del cual se podía elegir entre tres alternativas de entrada, tres de fondo y tres de postre, lo cual incluyendo un aperitivo o jugo, costaba $15.000 p/p. Aquí me impacienté un poco; encontré que el precio estaba ok pero no es la primera vez que salgo a comer por la zona por estas mismas fechas (año pasado fue a Casa Silva) y me encuentro con la sorpresa del menú único... por lo menos esta vez había más alternativas... yo elegí la trilogía de carpaccios (salmón, pulpo y otro pescado que no recuerdo), de fondo SORPRESA, había rissotto y lo pedí otra vez, y de postre un turrón helado. Mis acompañantes también optaron por los carpaccios pero eligieron unos ravioles con salsa de vino creo. Para beber pedimos una copa de espumoso y luego un Pinot Noir Araucano 2009 (muy bueno!). La comida en general estubo buena, porciones precisas y muy bien presentadas. El problema es el SERVICIO!!! Se entenderá que con un mes de rodaje a éste todavía le falta afiatarse pero no puede ser que: - Pidas jugo de limón y luego de larga espera, regresen y te digan que no te pueden dar porque lo están ocupando todo en el bar para los tragos. Lo mismo me pasó cuando pedí agua de hierbas, todas ocupadas en los tragos... - Al intentar pedir el vino, el garzón desaparece porque hay que pedírselo a otro que nunca es enviado a la mesa para tomar el pedido. - En la mesa no haya aceite de oliva, y el pan con salsa/lo que sea llegue a la mitad de la comida luego de pedir por ellos. - Carta de vinos en hojas corcheteadas??? creo que ya lo he oído y visto por acá como queja de otros comensales, simplemente impresentable. - Máquina de tarjeta de crédito no funciona, sólo pago en efectivo o cheque... Rescato la iniciativa como otra propuesta de calidad en una zona que busca consolidarse como destino turístico a nivel internacional. Harto turista extranjero y gente de las viñas apoyando este boliche, que ofrece una gran oferta de vinos locales a precios razonables. Bien por ellos, creo que volvería pero en harto tiempo más cuando el servicio mejore un poco. Saludos!