Una noche de aniversario

Escrito por: pancho flores
F01 Ene 2010
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Estimados contertulios,

En esta oportunidad me dirijo a ustedes comentando mi "que hacer" en la celebración de mi primer año de matrimonio.

Pienso que de la misma forma como uno trata de imaginar como será el día del matrimonio, uno trata de maquinar algo especial para celebrar el primer aniversario...o no?

Toda celebración está asociada, en la mayoría de los casos, al comer y al beber, algo que sin duda alguna es uno de los grandes placeres de la vida. No en vano, somos muchos los que dependemos de este grupo de sibaritas que postea en esta página a la hora de adquirir una primera impresión sobre un lugar antes de conocerlo.

El comer y el beber, convoca, celebra, une y reune... aunque la mayoria podemos recordar algun evento que no haya terminado muy bien. Pero en fin, la mayoría de nosotros a la hora de celebrar piensa en comer y con que voy a acompañar lo que quiero comer, tomando en cuenta por supuesto nuestra capacidad volumétrica estomacal, la exigencia de nuestro paladar, el apego a las tradiciones o lo ajustado de nuestro presupuesto. Pero la verdad es una sola, es a la comida donde siempre llegaremos.

Para mi aniversario mi idea era cocinar, pero el tiempo no me dejó. La segunda opción fue el Opera, una delicia y una delicadeza. Pero opté por innovar. Intenté con el Amorío, una cocina muy interesante, pero lamentablemente mi señora no come pescado (ella se lo pierde, ¿cierto?) y este todavía incognito restaurante para nosotros tenia pocos platos relacionados con carne de vacuno. Obviamente, es una opción y la respeto con toda propiedad (en lo personal, adoro el pescado).

...a estas alturas la pregunta era... donde puedo llevar a mi señora a celebrar nuestro primer año de matrimonio...

Cosas del destino, mi señora madre me da el que sería el dato... el Zully. Lo primero que hice fue revisar los post de la buenavida. Me encontré con muchas sorpresas, grandes recomendaciones y grandes chascos, pero nada que me hiciera pensar, a ese restaurant yo no voy. Así que secretamente hice la reserva... algo especial, ya que pese por ser día Lunes, fue extraño... ya que me dio la sensación de que la persona que me tomó la reservación no era quien lo hacía habitualmente... es decir, nadie te puede preguntar dos veces, tu nombre, para cuando quieres la reserva y como te llamas. Siendo sincero, un detalle.

Bueno, no les doy más la lata... pero lamentablemente mi gran problema, es que siempre me demoro más de la cuenta en contar una historía...

Llegamos al antiguo barrio Concha y Toro, una casa muy linda... para los que quieran saber más de eso, existen articulos sobre la bienal de arquitectura al respecto... petalos de rosas a la entrada, un detalle especial, tres grazones en la entrada que se miraron entre ellos antes de que uno tomara la iniciativa de preguntarnos si teniamos reserva. Luego de eso... mi primer bajón... mesa para dos, al lado de una bulliciosa mes para seis... yo se que eso es casuistica, muchas veces yo he estado como guaripola de una mesa de nueve personas bajo el efecto de uno buenos mostos del valle de colchagua... pero un restaurant como ese, un día Lunes y con todo el especial y muy bien distribuido espacio que posee, perfectamente podría haber arreglado un lugar especial para dos.

Los espacios no se solicitan, se asignan de acuerdo a las reservas y un buen adminitrador de mesas reservadas no perjudica su local y su estilo exponiendo a una pareja a los decibeles de una bullisiosa mesa. Resumiendo, muchas veces, no logramos escuchar nuestra propia conversación.

Pedimos aperitivos, mi señora un pisco sour y yo humildemente una cerveza. Tal vez no es le concepto del local tener surtido de cervezas, pedí una Kross Stout, y no había, consulté por la ahora deprimida Kunstmann Bock y tampoco había. Opté por mi cerveza preferida de asado, una Heineken, pero para sorpresa mía su valor era superior en 500 pesos a un pisco sour ($2500 pesos la cervecita).

No pedimos entrada, solo plato de fondo, un filete con camarones, bastante bueno pero no sobresaliente con un vino digno de altares. Un Cuvee Alexandre Cabernet Sauvignon.

No hubo postres, la verdad podrian ofrecerlos con un maridaje acorde y sería más atractivo.

Pedimos la cuenta y recorrimos el restaurant. Simplemente hermoso, pero pudimos ver los variados rincones y preguntarnos en la mayoría de ellos... ¿porque no nos rdieron una mesa aquí?. Nos retiramos, con el sentimiento de que podría haber sido mejor.

Se que volveremos, pero esta vez debemos nosotros, como clientes, dar indicaciones sbre la mejor acomodación. No es la idea, pero parece que tiene que ser así.

Mención honorífica, el cuidador de autos, que al llegar y luego de acomodarnos, nos fue a dejar a la puerta del restaurant y luego, nos ayudó a salir (cosa que hoy por hoy, muy pocos cuidadores de autos hacen).

Mi último comentario, y que lo leí en esta página y que personas que llegaron a comer a nuestro salón cuando casi nos retirabamos tambien comentó, era el muy mal gusto de la carta. No puede ser una agrupación de hojas corcheteadas e impresas en blanco y negro. No cuesta nada, invertir en una presentable carpeta, con hojas desmontables en impresas, por último en papel de color.

Con esta vivencia, quiero proponer que tengamos dentro de las opciones de esta página, una opción (tipo link, o blog) sobre donde ir a comer si uno va a celebrar algún evento, sea del tipo que sea.

La idea es siempre y como reflexioné al principio, celebrar y salir con la guatita sino tan llena, pero con el corazón muy pero muy contento.

Saludos a todos

Pancho Flores

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Pancho Flores

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