Hace unos días conversaba con un buen amigo sobre cine, y derivamos a películas en que, como ambientación de alguna escena, aparece un restorán. Coincidimos en que hay muchos ejemplos interesantes; y en que - ya fuera por el ambiente que presentaban esos lugares, al verlos en la pantalla grande; o por las referencias de los mismos personajes sobre algún plato que en ellos se pudiera probar- uno se quedaba con las ganas, o mejor dicho con la fantasía, de que esos lugares efectivamente existieran y que quizá, alguna vez, uno pudiera visitarlos. El tema me quedó dando vueltas y quise compartirlo con mis pares de La Buena Vida pues seguro que muchos de Uds. han soñado con lo mismo: tal vez con pasar una noche, en el barrio del Bronx en Nueva York, al restaurante LOUISE (El Padrino I), aquel tranquilo lugar italiano en que se produce la reunión entre Michael Corleone y el Turco Sollozzo, bajo la poco atenta mirada del Capitán McClusky, más interesado en disfrutar la carne de ternera que al comienzo de la escena le recomienda el enemigo del Don (lástima que no se la puede terminar pues, antes, Michael le descerraja un balazo en pleno cogote). El lugar se ve increíble, con mucho estilo - recuerda boliches bonaerenses, como el ARTURITO de la calle Corrientes- y me encantaría probar la ternera que, al decir de Sollozzo, es la mejor de la ciudad. Y a propósito de Buenos Aires, también me gustaría visitar el BELVEDERE, aquel precioso y tradicional lugar manejado por Rafael (Ricardo Darín) en EL HIJO DE LA NOVIA, para probar el Tiramisú Norma pues, luego de ver la escena en que discute con el Chef sobre si lo preparan con queso crema, arreglado con azúcar impalpable, o mejor con mascarpone, decidiéndose por esto último; la verdad es que uno queda con tremendas ganas de probarlo.
Ya ven: el cine y la buena mesa tienen mucho en común.