Restaurant Montealegre del Hotel Casa Higueras
Después del neblinoso día de ayer, hoy a media mañana aparece el sol y decidimos ir a almorzar a Valparaíso. La idea era hacerlo en una terraza para aprovechar el agradable calorcito de estas vacaciones de invierno.
No teníamos elegido ningún lugar en particular, así que luchando contra los arreglos de pavimento por doquier y los numerosos autos en esas calles tan estrechas, logramos encontrar un estacionamiento en el Cerro Alegre y salimos a caminar con nuestro perrito sin rumbo fijo. Al ver el letrero indicador de
Antes de nuestro pedido nos trajeron, a modo de cortesía del chef, dos agradables bocadillos. Mientras esperábamos gozamos del pan crujiente con mantequilla mirando el mar sorteando los contienes y grúas, así como intentando hacer abstracción del contraste entre riqueza y pobreza de nuestros cerros porteños. El personal, muy amable y eficiente, puso una estufa para paliar el aire frío.
Comenzamos compartiendo una ensalada vegetariana de variadas hojas hidropónicas con Tofu y trozos de manzana, naranja y lima. El dressing de soja y limón no era el más apropiado. Uno de los fondos fue un suave caldillo de congrio con leche, servido en plato de greda para conservar mejor el calor. El otro se llamaba Cordero Figo y consistía en sabrosas chuletillas de cordero magallánico rellenas con higo (cuyo sabor no era muy distinguible), salsa de casis y puré de garbanzos. Para terminar un postre para dos de Bocado de Lúcuma, Mouse, chocolate y helado de manjar sobre tulipa y galleta de vino. Los precios eran acorde con la categoría y calidad general.