Fieles a nuestra reunión mensual de brujas en donde nos ponemos al día y tratamos de cambiar el mundo, nos juntamos con la Ani, mi amiga, en el Madras en la Plaza Ñuñoa, sitio que convoca a unos cuántos famosos de vez en cuando y que según dice es lo mejor del sector.
La arquitectura y blanco de la fachada evoca mediterraneidad por los poros....los anthurium que decoran adornos florales anticipan un misterio, pero el piso de madera sin pulir y honestamente sucio, nos aterriza a la realidad.
Partimos con el pan de la casa, unas bolitas pequeñas (frías) a las que untamos una mayo al pesto y otra salsa rara, ambas en pocillos mínimos y en porciones más mínimas aún, así es que pedimos repetición que llegó sin tardanza. A nuestros jugos de fruta natural sumamos unas empanaditas japonesas de 3.000, pero llegaron unas de camarones, bastante aceitosas y de precio superior.
La cocina está a la vista y nos "entretuvimos" observando las preparaciones de los platos y los múltiples inflamaciones de los sartenes, producto de algún licor agregado a la preparación, pendientes de que nadie se quemara producto de las llamas en la cocina.
La elección del plato de fondo estuvo difícil porque todo es picante, cargado al pollo, agridulce, o con leche de coco. Me incliné por lo que parecía más normal....un filete al expresso... con ñoquis caseros....que pedí sin el expresso que no era más ni menos que un filete con costra de café..... muy innovador para mi. Llegó el filete con unos ñoquis muy toscos, gigantes, durísimos como piedras, cargados a la harina y sin rastro de ahuecamiento o concavez. Bastante insípidos y decepcionantes. El filete era un trozo generoso pero sin mayor gracia. El plato de la Ani consistió en brochetas de pollo y cerdo (2) con acompañamiento. Sin mayor comentario en realidad. De postre, algo como un mousse de chocolate que lejos de ser suave y aterciopelado era más bien tosco y chicloso. La vajilla parecía de la tienda El Pórtico, de onda natural y en tonos tierra.
La cuenta, elevada para lo que esperábamos y lo que recibimos $27.000 aprox.(2 personas). Lo mejor del lugar, sin duda, los anthurium de los floreros, la fachada del restaurant y la salsa de mayo al pesto para untar en los pancitos. La experiencia general, en mi humilde opinión, fue decepcionante, encontré que es más un lugar de moda que de calidad.
Pola
Manuel de Salas 162, Ñuñoa.
