La Ciboulette, nuevamente perfecto
Fuera de los variados premios que ha recibido, mucho se ha comentado elogiosamente acerca de
Recuerdo que la primera vez lo vimos desde el auto y nos llamó la atención inmediatamente puesto que evocaba a los típicos restaurantes franceses que existen en Europa. Al entrar, nos sorprendió por su ambientación y por su tan apropiado tamaño, lo que le daba esa cualidad de Gemûtlichkeit, término que usan los alemanes para resaltar los lugares acogedores. No era francés, sino que belga, lo cual nos alegró ya que era diferente a lo que conocíamos. La calidad de los productos, el sabor, la originalidad de las preparaciones, la atención y sentido del humor belga de sus dueños, fueron dignos de destacarse. Esa primera experiencia fue hace más de 12 años atrás y desde entonces lo visitamos cada vez que estamos en Viña, con amigos y familiares, sin que hasta ahora nos haya defraudado. De ahí que la gente vuelve casi como una tradición y los comensales solemos saludarnos, aunque no estemos seguros de habernos topado antes con ellos.
Anoche nos tenían reservada nuestra mesa de siempre y se escuchaba a Adamo, mi cantante preferido, también belga. Comencé con un plato reconocido como de antología: la cassolette de escargots, con queso azul italiano y almendras picadas. La otra entrada fue un suave quiche de espinacas. Continuamos con un guiso de ternera a la provenzal preparado con berenjenas, pimentón y finas hierbas, acompañado de papas moradas salteadas al romero. También un canard a la salsa de vino y guindas, con papas camote aliñadas con un toque de clavos de olor. Todo, como de costumbre, delicioso. Pero la coronación fue una maravillosa creme brulle con puré de lúcuma. A diferencia de lo que, desgraciadamente, suele suceder con otros restaurantes, la chef Marie-Elene no ha tranzado en la calidad de los productos que utiliza, muchos de los cuales son importados de Europa, ni en la preparación personal de cada uno de los platos.
Se ha cuestionado que los precios son muy elevados, no obstante, son muy similares a los de otros restaurantes de igual calidad. Aunque además, como decía mi querida abuela: bien lo vale porque es bueno. Alguien comentó asimismo sobre la seriedad de Ives, quien administra el local junto a su madre, pero es que no conocen su especial y agudo sentido del humor belga.