Estimados.
(i) No había comido nada durante el día y eran las seis de la tarde. Así que partí al "18" que queda en Dieciocho con Alameda. El calor era brutal y en realidad, si bien trabajo en el centro, el lugar no me queda tan cerca. Pero necesitaba caminar un poco. Hacía calor. Mucho calor.
(ii) Llegué al "18" me senté en la barra. Y el calor era mayor que afuera. Insisto. Afuera hacía mucho calor. Y adentro era peor. Mucho más calor. Al principio creí que estaba sobre revolucionado por la caminata. Pero no, loco. El calor era brutal. Era como esa escena de "Caluga o Menta" en que el personaje de Aldo Parodi está sentado en una silla de playa. Así. O más.
(iii) Me comí unas papas fritas con un tomate palta. Y una coca-cola, que no estaba helada, y pedí hielo, y nada. Lo raro es que había gente sentada, y todo el mundo transpirando. Como si nada. Como si esto fuera el Trópico.
(iv) Ni me acuerdo de la comida. Pero un ventilador haría bien. O aire acondicionado. O alguien con esos abánicos grandes. Incluso la Sirena que está arriba, estaba sudando, además de estar bien sucia -lo que busca denotar el carácter pintoresco del lugar más que ser un comentario crítico-.
(v) Bottom Line: Que el administrador del lugar atine con el calor. Le sugerí el cambio al "maestro" y al señor de los "vales". Ahora si somos más. Quizás cambie.
