INFANTE 51... NO, GRACIAS
Fuimos con mi marido a este restautante, dada su alentadora crítica en el wikén y el hecho de que siempre buscamos algo con equilibrio en la carta, ya que yo no como carnes.
LA carta se lee exquisita (aunque se le desarma la mica), por lo que tardamos mucho en escoger el plato adecuado.
Tras una entrada decente (era un mix de hojas con centolla); llegaron los platos sospechosamente rápido. de ahí en adelante, un desastre.
Preparaciones de ricos sabores, pocas porciones y pésima materia prima. Estoy segura de que el lenguado era merluza, o bien, que lo descongelaron en microondas, o tal vez que lo cocinaron congelado, que sería peor. Su carne firme y blanca aparecía lánguida, transparentosa, desarmada y desabrida. No me cabe en la cabeza cómo tiene tan buena crítica si todos los comentarios de comensales son malos (EN TODOS LOS SITIOS en los que he mirado).
Mención aparte el maltrato al vino. Un pequeño curso de capacitación no le vendría mal a los mozos. Quién pone un pinot noir a helar cerrado: mal. Muy mal también el sauvignon blanc por copas Casablanca de aperitivo (es decir, dudosas condiciones de almacenaje, porque ese es un buen vino).
Lo mejor: los postres. Deliciosos pero pequeños. El problema fundamental radica, en todo caso, en que uno no va a un restaurante a comer postres.