HEREDANDO EL BUEN COMER (CONCURSO ÑAM ÑAM 2012)
Mientras la observaba hendir el tenedor en la jugosa carne y llevarse ese rosado trozo a la boca con un gesto de placer en el entrecerrado de sus ojos y su posterior sonrisa infantil, pensé, sí, pensé y decidí, sí, decidí. Quiero que mi hija aprenda a comer bien, y ese comer bien no tiene que ver (necesariamente) con comer sano, bajas calorías o ser vegetariana, tiene que ver con mostrarle de alguna forma que la comida es un viaje de sabores, texturas, aromas e imaginación. Que un tomate puede ser no sólo ese tomate en ensalada cortado en rodajas espolvoreado con ají verde picadito, o relleno con atún, lechuga y choclo. Ese tomate puede convertirse en una salsa pomodoro dulce y sabrosa, ser parte de un fresco y delicioso gazpacho, que puede ser sopa, jugo y hasta helado! Y así la fui criando, con gusto por el buen comer, por la importancia de agradecer un plato bien hecho, bien presentado, bien servido. Y hoy, ya grande, disfrutamos explorando nuevos restaurantes, probando nuevos platos y combinaciones, asombrándonos de lo que jamás nos hubiésemos imaginado y disfrutando de la sencillez de las comidas caseras y tradicionales como de un buen plato de ostras frescas. Por eso, yo compartiría una cena especial con mi hija Isidora, como una manera de ir entregando otro hito a nuestra historia culinaria de madre e hija.
El menú que me gustaría probar sería algo como:
Entrada: Tiradito con leche de tigre en champaña con trozos generosos de camote naranjo
Fondo: Filete a punto con cebollas asadas en una reducción de vino tinto acompañado de zanahorias glaseadas
Postre: Panacotta con una suave salsa de berries para mí y un Suspiro Limeño para la Isi
Y todo esto acompañado con unas copas de buen vino Sauvignon Blanc Quintay y un Carmenere Von Siebenthal (o similar) ;) y agua sin gas....
Eso!