Greca...es bueno pero descuida detalles vitales.
Anoche partimos sin rumbo.... sin reserva... y con la lista de 4 páginas con los restaurantes que hemos seleccionado para conocer. Qué manera de haber lugares donde ir, pero aún así estabamos en blanco. El cuento es que llegamos a Av.Italia... epicentro gastronómico con estacionamiento asegurado. Aún sin rumbo... nos percatamos que estabamos en Julio Prado... ohhh territorio del Lili Marleen...Nos acordamos de las buenas críticas y nos alegramos de estar en esa calle. Al llegar, vino la decepción... puros señores cincuentones...no escuchamos las marchas alemanas, y nos fuimos... claramente no era el mejor lugar para un viérnes en la noche. Seguimos rumbo y la parada fue el Greca.
Entramos, cálida bienvenida, sólo 3 mesas ocupadas, colores fuertes en los muro y harto mosaico, y harta vela en vasitos portavelas, se nota que se han procupado de la decoración.
Los precios estaban en $4.000 las entradas, $6.000 los fondos (incl. acompañamiento y $2.000, los postres, en promedio.
La carta describe los platos de manera seductora y misteriosa, con palabras en griego y un trasfondo mediterráneo), harto queso de cabra y principalmente basada en carnes y algunos mariscos. Cuesta decidirse, las expectativas crecen, pero luego aterrizan al ver la normalidad, aunque claramente cuidada, de los platos y su montaje.
Un gentil mozo nos ofreció aperitivos, optamos pisco sour y amareto sour, ambos muy ricos. Un cebiche ostiones, salmón y pulpo (creo), en cama de lechuga, para compartir como entrada. Después seguimos con unas brochetas de salmón, ostiones y camarones, (pero llegaron sólo de camarones), y couscous para acompañar (bien rico, aunque desabrido la verdad)., y una pechuga de pollo con queso de cabra y arroz y papas gratinadas para compañar (pero se equivocaron y llegó couscous, el que cambiaron rápidamente ofreciendonos las disculpas del caso). Las papas gratinadas estaban deliciosas (eran capas finas al horno, seguramente con queso y crema). La llegada de los platos fue muy lenta, pero la atención en extremo amable.
El baño de hombres sin toalla de papel para secarse las manos, la máquina para las tarjetas de crédito mala (nos avisaron al final, sólo al pedir la cuenta), menos mal que andabamos con plata, y la boleta llegó sin detale de lo cobrado, así es no supimos qué cobraron. Ah!! por cortesía de la casa nos ofrecieron Limoncello.
No pedimos postres ni vino. Sólo una bebida adicional. La cuenta $ 15.000 por pareja.
De todas maneras puede ser mejor. Un par de ajustes..., harto ojo con los detalles y los aspectos vitales y ya!.
Ubicación: Av.Italia 857.-
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