Four Seasons New York
Estoy en deuda con Alvaro sobre este articulo. Hace un par de semanas visite a mi novia y su familia en Nueva York y uno de esos días, ella me llevo a comer al mejor restaurante que he tenido la oportunidad de visitar, el Four Seasons. Esperaba un lugar recargado en todo sentido, comida, atención, lujo extremo pero grata fue mi sorpresa al darme darme cuenta que el lugar es elegante pero sobrio. Entramos a las 20:00 al Pool Room, el más formal de los salones, con una decoración simple y elegante los puntos principales del salón son las cortinas de pequeñas cadenas que ondulan suavemente y la piscina central de mármol que le da el nombre al salón.
La atención perfecta, te dan tu espacio sin perder la solemnidad del rito de la comida (por ejemplo nunca un vaso estuvo vacío los mozos estaban pendientes si faltaba algo o estaba todo bien pero sin la necesidad de preguntar ni acosar, pedir la cuenta no fue un espectáculo de señaletica ni se demoró en llegar) , la carta espectacular (los precios también). La distribución del salón es muy ingeniosa, las mesas para dos son pequeños rectángulos en los cuales las parejas se sientan no de frente, sino que en paralelo mirando al centro del salón, donde se encuentra la piscina. Partí con un carpacho de bisonte exquisitamente sabroso el cual me aterrizo violentamente al lugar que estaba, luego un faisán con trufas (cortado y flameado en la mesa), mi pareja comenzó con una pequeña ensalada de lechuga y castañas de caju queso y mantequilla y luego venado. Compartimos como postre una pera ponchada con helado. Los precios ($150 promedio) de las botellas de vino nos hizo optar por un par de copas de vino francés e italiano pero definitivamente el toque final lo tuvo una gran bola de algodón de azúcar blanco que nos llego de regalo con el café. Definitivamente una gran experiencia.
Recetas Relacionadas
Criticas Relacionadas:
Comentarios:

Hace unos años tuve la suerte
