En reñaca: Ruccula

Febrero de 2010. Con mi amiga Marcela tenemos la tradición de salir a comer una vez al mes a un restaurante rico... por lo general tratamos de que esté incluido en el Club de Lectores de El Mercurio y hasta el momento hemos tenido muy buenas expetriencias (Baco, Risotto, De Cangrejo a Conejo...) En fin, como estábamos de vacaciones en la quinta región, decidimos probar suerte con el Rucula, que nos llamaba la atención por su diseño y ambientación y claro, afuera tenía un enorme cartel que decía Club de Lectores de El Mercurio.

Entramos, nos sentamos en el sector fumadores y una atenta garzona nos atendió muy bien. Pedimos el clásico pisco sour, que estaba muy rico, con unos vasitos de masita rellenos de cuatro tipos de ceviches, desde salmón, pasando por champignones y pulpo. Realmente delicioso. La carta no es abundante, pero tiene especialidades que combinan la fusión de platos mediterráneos con las cosas buenas que tenemos en Chile. Yo por ejemplo me comí un lomo vetado 3/4 con una guarnición de papas con tocino y crema (muy al estilo de un plato que hace mi hermana en Francia) y unas verduras salteadas en su punto, crocantes y deliciosas (oriental). Mi amiga en tanto pidió también un lomo gratinado con queso de cabra, pero acompañado con una pastelera de choclo que estaba deliciosa y berengenas asadas.

La carne estaba muy bien cocinada. Lo que me sorprendió, generalmente no pido carnes en restaurantes que no sean especializados en carnes. Como dice el dicho: pastelero a tus pasteles... No confío mucho en la mezcla de eecialidades, aunque claro, la comida fusión tiene esa gracia... pero insisto, la carne es un tema delicado, cualquier perico cree que tirar un pedazo de carne a la parrilla le da el derecho de ofrecerla en la carta. En fin.

Mi plato estaba buenísimo y el de mi aiga también. Lo comimos con una copa de un caremenere que no recuerdo, pero que iba a la perfección. En la carta también habían pescados y pastas con mariscos que se escuchaban (o leían) exquisitas. Creo que hay que atreverse y probar.

Muy recomable si pasea por la quinta región y no tienes ganas del clásico congrio con ensalada chilena :)