El pato pekín del Danubio Azul
Hay pocos restaurantes en Chile que puedan decir que llevan 50 años trabajando, y menos aun que se mantengan vigentes por tanto tiempo. La historia parte el año 1956 en la calle Merced en el Centro de Santiago, después de un incendio en el año 1978, debieron cerrar para reabrir en 1980 en su ubicación actual en el barrio El Golf.
Esta historia partió cuando Matías Chia Fan, decidió abrir un restaurant chino en las instalaciones de un quebrado restaurant austríaco en el centro de Santiago. Cambió todo el interior y obviamente la carta, pero dejó el muy austríaco nombre con que ahora lo conocemos: El Palacio Danubio Azul. Después del incendio del año 78, es Teresa Chiamil - ya con el apeliido cambiado de Chia Fan a Chiamil gracias a algun funcionario del registro civil que lo encontró dificil de pronunciar- junto a sus hijos Giovanni y Peter quienes reabren el restaurant, en el barrio El Golf.
La asociación inmediata que hace mi cabeza con el Danubio Azul son los años ochenta, donde la oferta para salir a comer era mas bien pobre y bastante plana. Encontrarse con este espacioso local, con dragones en la puerta, decoración recargada, jarrones, etc. era toda una experiencia en los aburridos años ochentas.
Con el correr de los años los hermanos Vanni han trabajado en producir una carta y experiencia mas cercana a los grandes restaurante norteamericanos de comida china, no por nada su slogan dice "the best chinese american restaurant in town". La carta, como todo restaurant chino que se precie, es extensa y variada desde pescados y mariscos, pasando por carnes, pollo, cerdo, sopas, ensaladas y pastas, aunque uno se puede encontrar con carpaccios de atún, suspiros limeños y costillas BBQ en la carta.
Partimos el almuerzo cargados al atún y alejados de la carta mas tradicional china: carpaccio de atún y tartaro de atún. Buenos trozos de atún sellados en sésamo y algunas otras especies que no logré identificar, con una salsa de mostaza dulce es con lo que partimos, para seguir con el Tartaro el cual no me impresionó demasiado. Quizás fue demasiado atún para mi humilde paladar.
Pedimos el plato estrella del local: el Pato Pekín, el cual se sirve en dos tiempos. Primero llega un plato con panqueques, verduras slateadas, salsa hoisin y la piel del pato laqueada, de un color rojo intenso, crujiente, sabrosa y totalmente adictiva. La idea es usar los panqueques para poder comerte la maravillosa piel del pato. En un segundo plato llega la carne ya trozada y lista para comer. Es un plato contundente y sabroso y claramente para mas de una persona.
Además probamos el Camarón mandarín: camarones salteados con champignones, zanahorias y algas. Sabroso y recomendable.
Nos fue imposible llegar a los postres, esto fue un verdadero festín, muy bien atendido, y con buenos tiempos por parte de la cocina.
Un dato no menor es que tienen menú de niños, y personal entrenado para estos menesteres.
A Alvaro Portugal
Fundador de la empresa de Tecnología y Estrategia Digital Blue Company, creador de LaBuenaVida.cl, Vicepresidente de la Corporación por las Cocinas de Chile: PEBRE, Presidente de la asociación gremial de empresas de tecnología: ChileTec AG, y Columnista de la Revista gastronómica: Varietal.