El paraíso está en Malloco
Ayer fuimos al Oktoberfest. Llegamos tempranito, tipo 2 de la tarde. A esa hora se podía entrar aún sin tener que hacer cola. Se notaba que los organizadores re-pensaron el evento y se ocuparon de que todo fuera más amplio, más espacioso. El año pasado estaban todos los stands y restaurantes en un rectángulo grande, por lo que la gente se juntaba toda en un mismo lugar. También se agradecen las carpas más amplias de los stands, que daban una muy grata y necesaria sombrita a quienes asistimos.
Y ahora, vamos al grano (como dijo el cervecero artesanal). Estas fueron las que probamos:
Llegamos muertos de calor. En la entrada, en unos stands que estaban bajo los árboles, estaba el de Lenz, de San Vicente. Estaban bien heladitas, como se debe. Probamos la Pale Ale que se ve en la foto, para la sed. Tenían también Golden y Bock.
Harto cuerpo, no muy dulce y un poco amarga, lo que personalmente me encanta. Con mucha levadura en el fondo de la botella, que finalmente se despega y sale a pedazos. Eso se soluciona tomándola en vaso.
Hay cervezas que uno las prueba y pueden calificarse como “hechas para agradar al público”, como la Torobayo o la Kross Golden Ale. Son ricas, pero muy dulzonas y mamonas. Esta no. La hicieron amarga con harto lúpulo y si le gusta bien, si no, mala suerte. Nada de tonteras de mercado aquí.
Se nos acabó bien rápido eso sí. Comenzamos a recorrer los stands y a poco andar nos encontramos con esta, que ya habíamos probado el año pasado y que había calificado, a nuestro juicio, como la mejor del Oktoberfest. Es la Edelstoff Barley Wine.
Por su gradaje alcohólico y dulzor, va bien más con el invierno que con esta primavera bipolar, pero igual no le hicimos asco. Estaba, como era de esperar, exquisita. Densa, con más cuerpo que la Marlene, dulce, untuosa, absolutamente aromática, con evidentes notas de tofee. Eso sí, se podría decir que este año está más “refinada” ; el año pasado daba la sensación de que era una cerveza del Medioevo, pero ahora está más top. De todas maneras, muy recomendable.
Después de tanta empalagosidad, queríamos algo “pa la sé, pa la calor”. Encontramos esta maravilla amarilla de Köln Brau.
No recuerdo si era Pilsen o Pale Ale, pero por ahí andaba. Como que a las cervecerías artesanales a veces se les olvida que la cerveza también es para la sed. Este no es el caso: extremadamente refrescante y liviana, sin dejar de tener carácter. Para tomársela al seco.
Hicimos un aro para el cocaví, y luego retomamos:
Otra refrescante: Lager de Nibter.
Esta sí que estaba buena. Chispeante. Llena de miles de burbujitas que picaban y refrescaban. Estaba mucho más helada que el resto, algo que a las 5 de la tarde se agradece. Se parece mucho a la Sparkling Ale de Coopers. Se toma rápido. Muy digna de ser probada.
Bock de Cerveza Artesanal de Pirque: ahí no más…
Con un importante grado de acidez, que no me gusta en las negras. Poco cuerpo, aunque con un rico aroma a tostado. Le falta. Obvio que igual la tomamos.
Queríamos probar una de trigo, y nos encontramos con la Weissbier de Kolbach. Muy linda la etiqueta, pero la chela misma, mal.
A pesar de tener un color oro que tentaba, estaba absolutamente desvanecida, y accedieron a cambiarla por otra, una Golden ale, que estaba muy respetable.
Espumosa y sabrosa, bien fuertecita. Altamente recomendable. Pruebe la Golden, pero si hablamos de trigos, los más limpios se encuentran aquí.
Bock Obama de Cruceña: Qué ingenio! La probamos, seducidos por el marketing, pero no con muchas esperanzas. Pero estaba muy muy buena. Una negra corpulenta, espumosa, sabrosa, densa y muy agradable. Cae bien a todo el mundo. Igual que Obama. Se nos olvidó sacarle foto a la chela, pero tenemos esta:
Aquí una postal de regalo:
Nótese el “tipo guiness” jaja, es como el Jurel tipo Salmón. Excelente! Lamentablemente no la alcanzamos a probar.
Cosas negativas:
-El baño. Sobre todo para las mujeres. Las colas son eternas. Si usted fue scout o no le importa que le puedan ver su trasero, se puede ir a los arbolitos. No es lo ideal, pero en caso de urgencia, es una opción viable.
-Las colas para comprar cerveza: Sobre todo después de las 5 de la tarde. Paciencia no más, y es recomendable ir a las cervecerías más desconocidas: hay generalmente menos gente ahí, y te atienden con cariño.
Recomendaciones:
-llegue temprano
- y póngase harto bloqueador y un gorro.
-Es una buena idea llevar cocaví, para ahorrarse el tiempo y la lata de hacer colas por comida de evento que no siempre es rica. Además, sale harto más barato, quiridi.
-Solucione el tema de la vuelta a Santiago con antelación. Designe un conductor sobrio, o espere harto rato a que se le pase. Se puede ir en micro, pero creo que las últimas que vuelven a Stgo pasan a las 8.
- Si va a beber una cantidad importante, ármese un kit anti-caña, porque la cerveza artesanal, aunque es rica, es “cañera”.
- Se pueden llevar niños: estaba lleno de juegos inflables y payasos. Además hay un mini-parque de diversiones con tagadá, barco pirata, rueda de la fortuna y otro menos adrenalínicos para los más chiquititos. También hay un simpático mini-zoo que tiene unas avestruces muy curiosas.
-Si tiene jarro schopero en su casa, llévelo.
-Hay también un “gánesela al toro”. No se suba, usted nunca le ganará realmente.
Bonus: una esquema de los tipos de cerveza.
Agradecimientos a don R, quien tomó casi todas las fotos.
Saludos a todos!
Isidora.