El Mercado Municipal de Sao Paulo
En Sao Paulo las dimensiones de las cosas cambian; todo es mucho más grande, mucho más rico, mucho más lindo.
El Mercado Municipal de Sao Paulo es como una cornucopia (nunca pensé que tendría la oportunidad de usar esta palabra) llena de maravillosas exquisiteces del todo el mundo, pero sobre todo de América del Sur. Es lo más lindo que he visto en la vida. Para llorar.
Cuando entré me quedé sin palabras, como en las películas. Estuve varias horas, recorriendo cada pasillo para no perderme nada, caminando como Alicia, con la boca abierta, absorta, encontrándome en cada rincón con colores nuevos, cosas nunca vistas, almacenando olores para la colección.
No es un mercado popular, donde va la gente a comprar cosas para el diario, así como la Vega Central. Tampoco es tan turístico como el ya casi detestable Mercado Central. Es ordenado, limpio, bien señalizado, amigable. Los vendedores y visitantes andan relajados, disfrutando, y nadie trata de venderte nada ni de tironearte a sus puestos, como acá. Nadie grita. Hasta se echa de menos un poco eso.
Hay banderas de Brasil en todas partes. Como han de suponer, en Brasil los mundiales de fútbol son acabo de mundo. Se decora absolutamente todo con verde y amarillo. Más encima, el Mercado está cerca del “Meiggs” paulista, donde venden al por mayor todos los tipos de adornos y cornetas posibles. De hecho cuando uno pasaba por esa calle para venderte las cornetas las probaban en tu oreja, una tras otra, para que fueras viendo mientras avanzabas cuán fuerte sonaban. Y se llaman cornetas, no vuvuzelas! Hasta cuándo!
Al Mercado hay que llegar día de semana, bien temprano, tipo 10. Los fines de semana, tengo entendido, es más despelotado. Si usted goza con estas cosas, querrá estar un buen rato. En dar una vuelta tranquilamente sacando fotos y con almuerzo relajado se van por lo menos 3 horas. Yo estuve más, creo. Ir sin cámara es un pecado. Vaya tranquilo; es bastante seguro adentro, con hartos guardias ( por si no es operado del miedo).
Pero vamos al grano.
Estos me cerraron el ojo....
La vedette de la pescadería
Pampo. Me gusta su nombre. Me da un Pampo.
La combinación perfecta entre pena y hambre.
Esas colitas tan tiernas....están como pa mascarlas!
Si miran bien, entremedio está Jerry saludando.
Presunto Pata Negra, colgajos de aceites de oliva, y futos secos.
(En ese minuto comienzo a barajar la posibilidad de quedarme para siempre ahí)
Frutas (El que encuentre la fruta chilena primero, gana!)
Más fruta.
Me dijeron el nombre, era algo como Jabaquara. ¿O esa era una estación de metro?
No podía pensar.
Ya sé a quién le va a gustar esto!!! La Costela me mató....
Esta imagen fue lo único del mercado que podría haber encontrado en Chile.
Las moradas en primera plano son chilenas , y de hecho las venden como Azeitona Chilena.
Lindo y curioso. Buen regalo para niños.
Otra!!! Mi papá, que vive allá hace algunos meses, alega que los paulistas no saben hacer longanizas. Apuesto a que entre estas debe haber alguna más o menos buena...
La tienda del Señor de los Aliños.
Entre el curry, el garam masala y otros de otros paises...adivinen....estaba el aliño completo chileno!!!
Decía Témpero Chileno. Lo miré bien, lo olí y sí!!! era!!! Es un triunfo...
Bolsitas de aliños en la tienda del Señor de los Aliños.
Era re pesado el viejo, pero me traje unos cuantos.
Aliños, no viejos.
Aquí ya pensaba seriamente en arrendar uno de esos puestos y vivir ahí.
(Nótese el cuchillo)
Frutos secos bien tapaditos para que el turista chileno no pruebe.
Gente que goza.
Cheesus...
Después, con tanto estímulo y caminata, lógico que me dio hambre y sed. Me habían dicho que tenía que probar unos panes con mortadela (mortadela de verdad) que son gigantes. Cuando me contaron y los vi en foto, me parecieron excesivos, pero era tanta el hambre que me habría comido tres. Aparte, en el primer piso, entre los puestos del mercado había otros de sánguches, y ver comer a la gente con tanto gusto no es algo que pase desapercibido para la lombriz.
Subí, y como ya era hora de almuerzo, estaban todos los locales bien llenos. No tanto como para esperar mesa, pero sí para suponer demoras en la atención. Había uno japonés, uno italiano y unos cuatro de sándwiches de mortadela y comida brasileña tradicional. Me senté en una mesa desocupada de “Mortadela Brasil”.
Como andaba flotando en una nube de felicidad, ni una espera de una hora me iba a hacer enojar. Pero me atendieron en un segundo. Llegó un garzón bien sonriente, limpió la mesa, me dejó la carta y volvió a los dos minutos. Pedí un schop (en vaso de 300 cc, aprox, $5R) y el esperado sánguche ($13R, en versión con mozarela y tomates secos). Debo reconocer que por la foto que había visto (y por deformación de las “fuentes”) pensaba que era aun más grande. Como que grande para uno es que no se lo pueda comer entero. Pero es grande-normal. O sea, comible. Llegó con el pan calentito, crujiente, el relleno pasado por la plancha, y los tomatitos se notaban remojados en aceite de oliva. En la mitad me tuve que pedir otro schop, para que no me diera hipo.
Conclusión: el sánguche muy rico, sabroso y contundente. El schop, como debe ser. Ideal para terminar el paseo. El plato lo habría cambiado por uno de loza, pero no vamos a andar alegando por tonteras.
En total, y con propina incluida (si va fíjese, porque la incluyen en la cuenta), salió $26 R (aprox $7.500), lo que para ser Sao Paulo, no es nada de caro. Y más encima, con una vista entretenidísima al mercado y su ajetreo. Yo lo pasé muy bien.
Este es el segundo piso, al que va la gente luego de torturarse mirando lo que venden abajo. Debe ser negocio redondo, porque uno sube en estado zombie.
Este es el Mercado desde arriba. Miren el techo, es maravilloso.
Este me comí.
Si va, siéntese al lado del pasillo, porque hay una especie de baranda de vidrio que permite ver todo lo que pasa abajo, y seguir sacando fotos.
Los amigos de mortadela Brasil, y los sánguches de muestra.
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No es común ir de turista a Sao Paulo. Casi toda la gente va por negocios o pasa por la ciudad cuando va a Río. Cualquiera sea el caso, hágase un favor y visite este mercado!
Tips:
-No importa que camine con la boca abierta; no andan moscas.
-Vaya con plata. Dan ganas de comprárselo todo y no hay nada demasiado barato. Pero ojo que se puede ingresar al país sólo lo que sale acá y acá . En realidad hay que tener cuidado con las semillas.A mí me quitaron una bolsita de cardamomo que compré de puro pava, pero que había declarado, menos mal. Espero que el funcionario del SAG no esté tomando cafecito con cardamomo en las mañanas...
-Los vinos los venden mucho más caros que en los supermercados. Algunas frutas también, pero…ay…no sabría decirles cuáles. Sus nombres son igual de raros que su apariencia.
-Vaya con zapatillas. Se camina bastante, sobre todo si da ochocientas vueltas.
-No salga del mercado después de las 5 o 6; el barrio por el que hay que pasar en dirección al Metro puede ser medio peligroso, dicen. Lo mejor es llegar temprano e irse tipo 4.
-Vaya con hartas pilas para la cámara o la batería bien cargada. Sería una tragedia quedarse sin fotos.
-Hay buenos baños, limpios y gratis. (Siempre es bueno saberlo).
Cómo llegar :
La forma más sencilla de llegar al mercado municipal (el tráfico en la zona es infernal) es usando el metro. La estação São Bento, en la línea azul del metro, es la más próxima al mercado. Hay que salir de la estación por la puerta de la calle Ladeira do Porto Geral. Atravesar la rua 25 de marzo para, en menos de diez minutos, plantarse en el mercado. Las calles que llevan al mercado están normalmente abarrotadas de gente. Cuidado con los carteristas. Si os perdéis, preguntad a cualquiera, “o Mercado Municipal?” Este es un mapa donde sale marcado el recorrido a pie para llegar.
(Copiado para vosotros desde “El blog de Sao Paulo”; soy re mala para dar indicaciones. Cuando salí del metro, me perdí y tuve que preguntar varias veces para llegar.)
Aquí un Mapa, siempre útil, y esta es la página del mercado.
Saludos a todos!
Próximamente: Comida japo-coreana-china en Barrio Liberdade.
(Vea este artículo pero con fondo negro aquí)