Con Consecuencias
El objetivo básico de comer es alimentarse, pero, además de asegurar una correcta nutrición, hay otros factores de los cuales preocuparse y que cualquier patachero debiera conocer para tener una idea de cómo manejarlos.
Cuando dejamos de pedir o preparar una comida, muchas veces lo hacemos por preferencias personales, pero otras veces lo hacemos aunque nos guste una preparación o ingrediente, pensando en las posibles consecuencias (reales o supuestas) que nos pudieran traer al corto plazo.
¿Son el colesterol o subir de peso son los únicos problemas al elegir qué comer?
Hagamos una (superficialmente didáctica) revisión de esos molestos e indeseables pero no tan graves efectos colaterales que podrían presentarse luego de comer, las comidas que los causan, por qué y cómo minimizarlos (si usted es escrupuloso, deje de leer ahora ya).
1. Meteorismo y Flatulencia: una forma elegante de llamar al efecto a veces causado por alimentos que “hinchan”, lo cual generalmente es mal visto en nuestra cultura. Los más conocidos son ciertas legumbras y verduras tales como coliflor, brócoli, bruselas, repollo, porotos o el huevo duro, pero también pasa con otros menos sospechosos como habas, espárragos, alcachofas, garbanzos, chícharos y lentejas. Y por ahí dicen que también ajo, cebolla, puerros, rábanos y rabanitos.
Con las legumbres esto ocurre porque el estómago no puede descomponer la Rafinosa que contienen, haciendo que fermenten con la correspondiente emanación de gases, causando “hinchazón”.
Algunas personas llegan incluso a descartarlos de sus compras, menús y dieta diaria con tal de evitar incomodidades o papelones. Cómo afecten depende de cada organismo y de la preparación puntual, en cualquier caso, comer lento masticando bien, reposar y tomar un agua de yerbas o licor digestivo puede ayudar al ser carminativos, pero en el peor de los casos, es cosa de tener a mano su cartita bajo la manga.
2. Insomnio y sueño: probablemente no sea buena idea tomar café, té o bebidas energéticas antes de acostarse para poder dormir bien, pero la comida también afecta.
La digestión después de comer causa sueño por el gasto de energía que implica, pero por otra parte, comer en exceso antes de irse a la cama causa molestias que no permiten dormir tranquilo: dado que el metabolismo es más lento de noche, la digestión nocturna puede causar hinchazón al aumentar la fermentación de la comida en el estómago. Si se quiere prevenir, los consejos típicos son comer “liviano” y matenerse despierto un par de horas luego de comer y antes de acostarse.
El clásico vaso de leche tibia antes de acostarse ayuda a dormir pues contiene un aminoácido llamado Triptófano que incrementa los niveles de Serotonina y Melatonina lo que disminuye la actividad cerebral.
3. Calambres: Existe el mito que no hay que meterse al agua hasta varias horas después de comer pues genera calambres. No hay problemas en comer y bañarse, lo que no se puede es nadar, porque es una competencia de irrigación sanguínea entre los músculos usados en la natación y el sistema digestivo. Por esto es que se recomienda reposar y no hacer ejercicios hasta 1 hora después de comer, para “hacer la digestión”.
4. Alergias: Algunos alimentos pueden causar alergias en personas sensibles a éstos. En los adultos, las alergias más comunes a alimentos son a Leche, Pescados, Mariscos, Maní y Nueces. Un alergia es una sobre-reacción del sistema inmunológico a un alimento comúnmente inocuo y no debe confundirse con la intolerancia que no tiene relación con el sistema inmunológico.
Por otro lado, una rinitis alérgica, resfriado o similares generalmente causan que no se pueda captar bien los aromas lo cual no permite disfrutar al máximo el sabor de un plato. Para esto una solución es empezar con un aperitivo picante (Ej: Bloody Mary) para que ayude a descongestionar.
5. “Calor al estómago“: Los fuegos en la boca o granitos, se llaman Aftas y son úlceras o llagas en la mucosa bucal. Generalmente aparecen en el paladar, lengua y otras partes de la boca. Una de las causas se origina en el consumo de ciertos alimentos tales como frutos secos y alimentos cálidos en general: maní, nueces, almendras, chocolates, etc. Para evitarlos, se deben consumir con moderación (sí, resiste la tentación y no te comas toda esa bolsa de maní recién tostado), pues no hay tratamiento, excepto el uso de analgésicos en casos de molestia extrema.
6. Hipo: A veces cuando uno come demasiado rápido, consigue que le dé hipo, que son contracciones involuntarias del diafragma. Esto pasa especialmente con ciertas comidas secas como el arroz, las papas cocidas o el puré. Para evitarlo, es conveniente comer lento, terminar de comer lo que se tiene en la boca antes de sevirse la siguiente cucharada, hacer una pausa y respirar entre cada bocado. Si uno ya tiene hipo, algunos remedios caseros conocidos son beber agua, contener la respiración o intentar asustar al afectado, aunque por lo general se pasará sin requerir nada más luego de algunos minutos.
7. Comidas que trancan/destrancan: hace algunos años esto podría ser considerado un tema “tabú” pero por estos días el estreñimiento (¡qué atroz!) casi parece estar de moda con toda la onda de Activia y sus competidores. El correcto funcionamiento del aparato digestivo es fundamental para, erm… vivir tranquilo, por así decirlo, pero no todos tienen el mismo metabolismo y una buena digestión depende de varios factores, tanto corporales como alimenticios. Si uno quiere ir, es recomendable consumir alimentos con mayor cantidad de fibra, principalmente ciertas frutas y verduras crudas. Algunas conocidas son las ciruelas, papayas y granadinas. Curiosamente varios señalan que otras frutas como manzana, pera y durazno tienen el efecto contrario a pesar de contener fibra. Lo otro para ayudar al proceso natural es consumir abundante agua, evitar el café y el alcohol. Otros productos del mercado ofrecen soluciones inmediatas como alimentos funcionales: yogurts probióticos (Activia, Uno al día, Chamyto, etc.), chocolates laxantes, cereales con más fibra, pan galletas y harinas integrales, etc.
8. Reflujo: Cuando la comida se devuelve o va en contra del flujo normal, se habla de reflujo. El ácido de los jugos gástricos del estómago mezclado con los alimentos causan esa sensación de malestar y “acidez” incluso hasta en la garganta. Lo mejor para hacer una buena digestión y minimizar la probabilidad de reflujo es reposar pero no recostarse, postergar el café/cigarro y no moverse en exceso. El Omeprazol es mi copiloto.
9. Engordar: Una de las consecuencias más temidas al momento de comer es engordar, pero hay que distinguir la retención de líquidos del aumento de masa corporal. Para evitar lo primero, uno de los principales consejos es disminuir el consumo de sal para evitar el sodio. Para lo segundo, hay que considerar que una persona normal requiere entre 2.000 y 5.000 kcal al día según su peso y actividad física, toda caloría que no se consuma, es guardada como “reserva”, según un orden. Para calcular las calorías que se consumirán de una comida, es cosa de volver al colegio y aplicar la fórmula simple: carbohidratos 4 kcal,/gr, grasas 9 kcal/gr, proteínas 4 kcal/gr., aunque gracias a la legislación actual, para alimentos envasados es cosa de ver la Información Nutricional de la etiqueta para conocer la energía que entrega una porción del producto. Ojo con los productos “diet” o “light” pues efectivamente aportan menos calorías que los productos normales, pero no mucho menos. Por ejemplo el pan de molde “light” tiene apenas un 10% menos de calorías que el molde normal. Un aumento en la actividad física implica un aumento en el consumo de calorías, por lo tanto en el consumo de esas reservas adiposas almacenadas.
10. Mal aliento: La halitosis es causada por las bacterias que descomponen los alimentos, lo cual genera ácidos y componentes sulfurados, redundando en mal olor de boca. Alimentos como ajo, pescado y cebolla pueden ser muy sabrosos, pero te dejan listo para pololear. Algunos olores superficiales se pueden cubrir con un buen aseo bucal (lavarse los dientes, usar seda dental, enjuague, etc.) o productos aromáticos como menta o eucalipto (pastillas, chicles, licor, etc.). El dentista dirá: lávese los dientes después de cada comida, yo te digo: beber abundante agua y evitar el cigarro/tabaco. Una menta frappé tiene doble efecto, pues ayuda a la digestión y oculta aromas indeseables. Hay unas pastillitas que venden en farmacias naturistas y dicen atacar el problema desde adentro, ver para creer.
11. Caña: El tema de la resaca ya ha dado para rellenar varios artículos. Básicamente es el malestar general que se siente cuando se bebe en exceso, los síntomas principales son el hachazo (dolor de cabeza) y la sensación de cuerpo cortado (dolor muscular) causados por la deshidratación. Al contrario de lo que pudiera pensarse el trago no quita la sed: los líquidos mientras más alcohólicos menos hidratan. Por esto una forma recomendable para mejorarse es hidratarse con bebestibles que repongan los líquidos y minerales perdidos (en la orina), por ejemplo: consomés, caldillos y mariscales, bebidas isotónicas (no energéticas ni similares) y jugos naturales. Recomendado: un juguito de tomate con limón y sal, si la guata aguanta le puede agregar pimienta y/o salsa tabasco. No se le ocurra tomar paracetamol.
12. Indigestión: Así como beber en exceso genera caña, comer demasiado (aunque ud. no lo crea, es posible) y apurado puede redundar en pesadez estomacal, flatulencia, calambres y en casos extremos vómitos. Le puedo recomendar que intente reposar luego de comer por al menos 1 hora para favorecer el flujo de sangre al estómago y tener una buena digestión. Le diría que coma lento y que coma menos, pero si la idea es predicar con el ejemplo, en este caso soy el Padre Gatica y el Capitán Araya juntos.
GERMÁN