Café Turri y El mundo del vino: la esquina del maridaje perfecto
El Café turri es el lugar perfecto para las personas que aman de la buena comida, buen vino, hermosa vista y excelente servicio.
Luego de leer algunos comentarios en la página quedé algo consternada, no sé si vivo en un mundo paralelo o si fui a otro restaurante. Los adjetivos utilizados para referirse a la comida y atención del Café Turri no concuerdan para nada con mi experiencia, para ser sincera me costo bastante darle un segunda oportunidad, pero cuando escuche que había cambiado de mando decidí arriesgarme y para mi sorpresa salí más que encantada. Entre a una casona antigua con decoración moderna, minimalista, que permitía dar protagonismo a la vista del puerto. Hice reservaciones y me asignaron una mesa perfecta en la terraza, a la hora de elegir nuestros platos nos fascinó la amplia carta que ofrecen, desde chupe de mariscos hasta un delicioso foiegrass de Pato.
Para comenzar pedimos un carccio de Pulpo alucinante y unos deliciosos mariscos flameados al wisky en un canastillo de caramelo, para ser sincera no conté los minutos que se demoraron, pero con una copa de pisco sour en la mano y la maravillosa vista se pasó volando. Mi acompañante pidió un pescado ecuatoriano llamado Tilapia con arancchini (unas bolitas de arroz frito con azafrán) y yo me decidí por experimentar y probar un Mahi-mahi con piña y salsa de coco (pescado de Isla de Pascua) que traía como acompañamiento un arroz a la crema con amapolas, sin ningún afán de tirarle flores, la comida estuvo alucinante , ninguna queja, las porciones perfectas (cuando salgo a comer espero recibir un plato con dimensiones normales y no dos kilos de comida en un plato), como broche de oro pedimos un degustación de postres Turri perfecta para compartir entre los dos , con un suspiro limeño , un Mouse de chocolate blanco y negro , berries en salsa de vino tinto y una deliciosa trufa de chocolate.
Fue un agrado poder disfrutar del cerro Concepción, tuve la suerte de que el clima me acompañó y fue muy agradable pasear por las pequeñas callecitas. Por otra parte me llevé una agradable sorpresa al ver que el Mundo del Vino se había instalado en el cerro, creo que era necesario un lugar así en Valparaíso.