Bristol, deseo y decepción!
Teníamos altas expectativas al ir a comer al Bristol, ya que habíamos escuchado muy buenos comentarios. Sin embargo tuvimos varias decepciones, partiendo por el servicio! Tal vez pueda servir como atenuante que había un matrimonio a la misma hora, pero no creo que sea suficiente excusa. Partamos porque había un chico de mozo que no se sabía la carta y no era capaz de explicar los platos; y más encima nos tomaron mal la orden. Pedimos una entrada de ostiones sobre carpaccio de pulpo, que si bien estaba buena, no era tanta maravilla para el precio; de fondo pedimos un atún con emulsión de vino tinto que estaba exquisito, hay que decirlo!, sin embargo mi señora pidió un filete de turbot a a la plancha, el cual llegó tarde, frito y rebozado, con una cantidad de aceite excesiva; el acompañamiento spaguetti de calamares estaba saladísimo, pegoteado e incomible! Por fortuna llegó otro mozo que nos cambió el plato por un jabalí con puré de castañas que estaba mucho mejor, aunque un poco dulce según mi señora. Además pedimos una mineral sin gas, que más tarde al servirnos nuevamente se confundieron y nos sirvieron de otra botella con gas. Poer suerte había un garzón de más expreriencia que nos salvó la noche apenas, porque el otro par de cabros eran unos pasteles! En resumen hay atisbos de la buena comida, pero en esta ocasión faltó preocupación y dedicación.