Berlín, hechizo de invierno
Nada más calórico, energizante, vigorizante que comer un buen Berlín relleno con manjar casero con toques de cristalización de sus azúcares, como lo hacían la abuelas.
A media mañana cuando el frío cala en los huesos y necesitamos de forma perentoria algo para calentar el cuerpo y el alma. Cuando la sinfonía de nuestras tripas claman por alimento y nuestra mente abre una carta virtual en donde vemos las posibles alternativas para vadear este crítico momento.... Es en aquel preciso instante en que el nombre del Berlín relleno con majar salta como resorte y nos empezamos a imaginar sabores, aromas, texturas y recuerdos de cuando fue la última vez en que uno de estos productos alimenticios de altísima gastronomía, fue degustado por este paladar.
yo personalmente, me compro un Berlín con manjar solo cuando están calentitos, ojalá recién salidos del boliche para de esta manera acompañarlo con una buena taza de café y si las ganas de gozar sin remordimientos están.....con chocolate a la taza.
Lamentablemente en Santiago no conozco boliche alguno en el cuál se pueda disfrutar de un buen Berlín, sin que estén añejos o pasados en aceite rancio....
Lo siento, iré por el segundo....
Fresco,