Murió la flor en LA FUENTE SUIZA
Este fin de semana podría ser un buen momento para visitar uno de esos emblemáticos lugares donde se acostumbraba a comer buenos sandwichs. Ya habían pasado un par de años desde la última visita, debo mencionar que, como buen ñuñoino, LA FUENTE SUIZA siempre fue el lugar indicado para compartir con la familia, los amigos y en cada ocasión que así lo ameritara.
Hoy nuevamente llegue junto a mi familia con la expectativa muy alta, desgraciadamente la dicha no duró mucho. Mi esposa pidió la clásica fricandela, esa que estábamos acostumbrados que fuera íntegramente hecha de la mejor carne molida sin grasa, esa que se desgranaba al filo del cuchillo, jugosa, sabrosa, maravillosa. Hoy se ha convertido en un nugget de carne, donde se nota a lo lejos la pasta de carne prensada, de dudoso origen, perdiendo la magia. El sándwich llegó a mesa extremadamente frío, le avisamos a la garzona y esta lo devolvió a la cocina. Al par de minutos vuelve el mismo sándwich pasado por el asqueroso microondas, lo que fue delatado por lo marchita que quedó la guarnición que lo acompañaba. Luego de eso, aún no llegaba mi CRUDO, que arribó 10 minutos después, sin obviamente su guarnición de tostadas ofrecidas en la carta. Las papas fritas que pedimos para nuestro hijo, ya no son las caseras, irregulares y típicas que acostumbramos a comer en casa, fueron reemplazadas por unas congeladas, prefritas, lacias y sin sabor, y lo peor de todo es que llegaron a nuestra mesa frías, habían salido de la materia grasa donde se frieron, a lo menos 15 minutos antes. Hasta ahí, todo mal. La atención de la garzona muy poco dedicada y si sumamos un consumo de un sándwich y una porción de medio crudo más dos bebidas individuales, la cuenta de cerca de 18 mil pesos me pareció extremadamente elevada. Soy bastante asiduo a pagar lo justo, si la comida es buena y es caro, no importa, pero me quedo con una sensación de engaño hacia mi, y peor aún, hacia todos los fieles clientes que algún día , al igual que yo, confiamos nuestros paladares a los manjares que provenían de la cocina del clásico restaurante que prontamente cumple 7 décadas. Por mi parte Nunca más!