B.O. el sorprendente restaurant del Hotel Bonaparte
Las expectativas son un arma de doble filo, cuando son altas porque has escuchado mucho de un lugar, llegas pensando que vivirás una experiencia que tus papilas gustativas les costará olvidar, algo que te destapará los sentidos, y la verdad es que ocurre muy pocas veces. Por esas mismas expectativas o perdonas cosas que no harías con otro restaurant ya que quieres que resulte lo que tu cabeza habia imaginado como un festín inolvidable dias antes de llegar al mentado restaurant o por el contrario como amante despechado no eres capaz de perdonar el mas mínimo error que no calce con tu visión idealizada de lo que encontrarías.
El caso contrario es cuando vas a un restaurant pensando que no tiene motivos aparentes para ser una gran experiencia y termina siéndolo. Eso fue lo que me pasó en el restaurant del Hotel Bonaparte. Un hotel conocido solo por viajeros de negocios que vienen a Santiago y quieren un lugar en Providencia para quedarse, no era la invitación mas auspiciosa que he recibido ultimamente. El lugar es engañador, desde Lyon se ve una casa como las antiguas del barrio, pero definitivamente pequeña para ser un hotel, justo detrás esta el edificio principal del hotel con una gran entrada, recepción, y todo lo necesario. El comedor del restaurant no destaca por su estilo, le falta iluminación, la decoración es soza, claramente no invita a disfrutar. Hasta el momento nada impresionable, mis dudas iniciales seguían ahí en mi cabeza.
Partimos probando las entradas, nos fuimos rotando los platos así es que pude probar de todo. Mis preferidos fueron los ostiones salteados, cubiertos de espinaca con una crema de anís y papas hilo, realmente notables. El antipasto de jamón serrano con unas notables aceitunas, tomates deshidratados, jamón iberico, alcachofas y hongos no estaba nada de mal. Mención aparte la suave y levemente dulce crema de choclo, vale la pena sólo por probar la intrigrante sal de aceite oliva que la acompaña.
Luego los platos de fondo, mi favorito indiscutible fue el asado de tira con pure de papas, cocinado bajo la técnica sous vide -bolsa al vacío en agua caliente durante 12 horas a temperaturas relativamente bajas. Hacía tiempo que no comía un asado de tira tan bueno, blando, sabroso, sin estar pasado a grasa, lo cual no es tan fácil de lograr. Una muy buena experiencia. El segundo en mi ranking fue el atún .... estaba en su punto de cocción justo, es decir, casi crudo, con una costra de aceitunas y acompañado de una ensalada de habas con pequeños trozos de tocino frito y puré de zanahorias, una gran y sorpresiva combinación. Mi tercera opción es el filete con salsa de pimienta acompañado de polenta y confit de tomates.
La cocina esta a cargo del joven chef Diego Carvajal, ex sous chef del Puerto Fuy, lo cual explica muchas cosas: el respeto por los ingredientes, la belleza de los montajes y la técnica muy bien aplicada.
Para terminar he de decir que me cuesta emocionarme con los postres, así es que no se si soy referente como para recomendar uno, aunque si me apuran: el cheesecake con higos rellenos está bastante bien. Un punto que hay que mejorar es el café.
En resumen, una muy buena cocina que le falta el lugar adecuado para que quede una experiencia redonda.
Precios?: entradas alrededor de $5.000 pesos, principales alrededor de $10.000 pesos, postres todos $3.300 pesos. Lo que hay que destacar es que los precios de los vinos es muy parecido al del retail. Gran punto a favor!
A Alvaro Portugal
Fundador de la empresa de Tecnología y Estrategia Digital Blue Company, creador de LaBuenaVida.cl, Vicepresidente de la Corporación por las Cocinas de Chile: PEBRE, Presidente de la asociación gremial de empresas de tecnología: ChileTec AG, y Columnista de la Revista gastronómica: Varietal.