Se pasaron!
Sandía ¿calá?, no carving.
De verdad, se pasaron. Si ya sé, no es la primera vez que lo hacen... es la n° 6. Lata, algo que es una tan buena iniciativa y con poca cobertura, digo para lo que según mi humilde parecer; es algo que habría que mostrar y requete mostrar.
¿De qué hablo? del 6° Mercado de Caldillos y Cazuelas, el viernes y sábado pasado. En la Plaza de Curicó.
El Sábado, segundo día muchos le hicimos rechupete a caldillos y cazuelas, bien chilensis.
Aunque hay que reconocer que algunos cocineros, cayeron en la tentación de agregar cosas un poco alejadas de lo que se usaba habitualmente en algunas de las preparaciones. No digo que quedaran malas, imposible con los ingredientes utilizados y las buenas técnicas de cocina que ellos manejan. Pero mi reflexión va por el lado de ¿que hace el jengibre en un caldillo de pescado nacional?, me sabía a sopa tailandesa o de por ahí. En fin.
Lo que hay que destacar:
En la plaza estaban presentes productos que solo solemos encontrar en cada uno de sus lugares de origen. Chile es tan largo y es bien difícil encontrar en cualquier ciudad productos de la otra punta de Chile. A veces si, pero a un precio que quita las ganas de comprar, los productos chilenos pasan a ser más caros que los importados desde el otro lado del mundo. ¡Que idiotez!
Cuando salí de mi casa, mis espectativas eran harto grandes, pero fueron superadas y con creces. Nunca esperé encontrar y menos probar hasta un caldillo de Isla de Pascua, ver ahí en Curicó en plena plaza cosas como unos platanos como esos, una de las muchas variedades que allá son cosa cotidiana. Para mí ni imaginada.
Otro plus, los cocineros venidos de allá y de otras regiones me explicaron; habían estado trabajando con alumnos de escuelas técnicas de la región. Ahí hubo un intercambio y aprendizaje de saberes y sabores culinarios nacionales, creo que pocas veces visto. Eso tiene una gracia y un valor, inconmensuable.
Habían sabores del norte, del centro, del sur y de más al sur. Cordilleranos y pre cordilleranos, de los valles, del secano costero, de la costa misma y del cielo! porque algunos sabores eran francamente celestiales (al menos para mí).
Por luca y media, uno se hacía de uno de los pocillos de greda y una cuchara desechable; con eso derecho a un caldillo o cazuela. SI las ganas de probar lo tenía tentado, era cosa de comprar boletos por $500 y los que su gula o curiosidad le sugirieran. Como fuimos en grupo, la posibilidad de salir de la curiosidad y probar al menos una cucharadita de tantos. Multiplicó el placer y la curiosidad.
Desfilaron ante nuestras papilas, vueltas locas! caldos con productos tan diversos como luche, papas nativas, pescados, mariscos, quinoao quinwa, merken, zapallos, platanos, cordero, vacuno, cabrito, etc, etc. Me faltó o no ví el trigo majado, remolido, el pelado. Y se me deben haber pasado muchos e esta breve lista.
Solo quería no dejar pasar esta destacable y replicable iniciativa, no hay para que andar mirando con ojos largos iniciativas extranjeras; si acá a nivel local hay maravillas como esta, para ser justos hay otras también que se han venido realizando desde hace años. El problema es su invisibilidad.
Propongo que empecemos a compartir la información, en vez de sufrir mirando p'al lao. Y veamos que podemos hacer sumando esfuerzos y fuerzas, buenos consejeros pueden ser entre otros los Chef del Maule.
Nota: Había mucho más, que quedó fuera. Le daré un par de vueltas más y lo pondre por ahí; así como mis compañeros en este viaje de estudos lo pondrán por otros lados.