Mestizo: sobrepasado y sin ganas

Venimos de almorzar en el Mestizo... esta vez resultó, pero gracias a nosotros porque en principio no nos dieron opción ni para esperar tomando algo en la barra.

Bienvenida: cero punto. Llegamos como las 3 y la anfitriona nos indicó que el lugar estaba completo y que no había posibilidad. Sugerimos esperar...pero no era parte de las opciones que nos dio la señorita. Mientras nos íbamos...decidimos al menos recorrer el entorno, básicamente habíamos ido por la experiencia de almorzar al aire libre frente a la laguna... en eso estabamos cuando ahí mismo vimos una mesa desocupada en la terraza. Nos devolvimos, informamos a la anfitriona y sin mucho entusiasmo nos permitió el ingreso al local. Cero punto de nuevo, al menos podría haber verificado antes de asegurar que estaba todo lleno. LLegamos a la mesa, el garzón nos preguntó si la anfitriona nos había dado esa mesa, porque la cocina estaba a punto de cerrar. Cero punto otra vez... de inmediato nos advirtió que debíamos esperar porque debían preparar la mesa (poner cubiertos y servilletas... cuándo demora eso?)cero punto de nuevo. Prácticamente hasta acá todo sugería una directa invitación a retirarnos. Nadie tenía ganas de atender a 2 personas más....pero nos quedamos.

Veinte minutos después llegaron nuestros jugos. Exóticos, diferentes, frescos y muy ricos.... pero con los vasos sucios en el interior. Como el mito urbano indica que no se debe reclamar en los restaurantes.... nos aguantamos.

En las mesas vecinas estaban recién en los aperitivos y entradas... o sea, al parecer todo el mundo llegó tarde, el restaurant colapsó y no tenían ganas de atender más gente. Lo fome del asunto es que era demasiado evidente.

La canasta de panes llegó después de la entrada, tuvimos que pedirla porque nadié la llevó. La entrada eran unas frías machas tiernísimas y sabrosas que según la carta debían ser calientes. La machas ricas, la salsa un completo desacierto...

Los fondos llegaron rápido y a correcta temperatura: Rissoto con mascarpone: delicioso y acompañado de osobuco con toques dulzones. Muy rico. Ravioles rellenos con plateada: cinco unidades, tamaño grande con la carne en hilos. No estaba mal, tampoco nada extraordinario.

El aceite de oliva muy rico: a la cuarta solicitud supimos la marca: Sol de Aculeo. Totalmente recomendable.

Postres no probamos pero se veían bien. El entorno maravilloso, aunque la experiencia no estuvo a la altura de las expectativas ni de la fama del lugar. Habrá que ir de nuevo... el almuerzo en la terraza, al aire libre y frente a la laguna, de todas maneras lo amerita.

Precios: 1 entrada 2 jugos, 2 fondos: $21.000.-

En resumen: parar almorzar hay que ir temprano. Hasta las 13:30 aceptan reserva, después de eso...hay que tener paciencia para que te atiendan... eso, si es que logran una mesa.

Precios, buena relación precio-calidad.

Servicio: con pocas ganas de atender y francamente sobrepasados.

El Entorno: super recomendable.

Sugerencia: dada la falta de espacios naturales en la ciudad y la excelente ubicación del local, amerita cocina abierta en forma permanente para poder ir a tomar el té en la tarde...o simplemente disfrutar del restaurant y no sólo enmarcarse en horarios almuerzo y cena porque en los entretiempos, el personal no está dispuesto o al parecer no tienen suficiente personal.

Dirección: Parque Bicentenario 4050. Estacionamento: en la calle, siempre lleno.