Lo primero que llama la atención de este restaurant, es el nombre: Inssbruck. Quienes hemos estado en Innsbruck se nos viene a la mente los Alpes, las calles peatonales del barrio antiguo y los juegos olimpicos de invierno (la ciudad los ha acogido en dos oportunidades: 1964 y 1976). Lo curioso es que esta hermosa ciudad europea es austriaca, lo digo porque el restaurant se promociona como "el nuevo toque alemán en Borderio". Por favor no me critiquen por ser consecuente, lógico o poco "light", como alguien por ahí; pero ...se imaginan ir a Europa y encontrarse con un restaurant que diga: "Buenos Aires, el mejor restaurant chileno de la ciudad". Bueno, lo dejo hasta aquí.
Yendo al tema que nos convoca, puedo decir que la atención fue buena, los mozos diligentes y de entrada ponen una canastita de pan tostado en finas laminas, mantequilla, aji y una mostaza fuerte, oscura, ...espectacular. Hasta ahí todo bien. El tema es que hicimos nuestro pedido y luego de unos largos 30 minutos llegaron nuestros platos: Schnitzel con papas fritas (a falta de Erdäpfelsalat) y Kartoffelsuppe. Los Schnitzel eran de un tamaño minusculo, en comparación con los originales y la sopa de papas fue servida en un plato extendido y no tenia más de un centimetro de profundidad. Por lo demás las papas fritas no llegaron con el plato y se pagaban aparte. Todo mal. Si uno ya esta pagando caro, que les cueta sorprender con un buen trozo de carne y echarle más agua a la sopa.
En resumen, lo mejor la mostaza y la cerveza negra Bock de Kuntsmann. Mi veredicto es relacion precio/calidad = alto :-(
