Qué manera de pasar rabias
Quise dejar pasar algunos días para no escribir "en caliente". Quise no escribir, visitar nuevamente este restaurant y luego escribir, con el fin de tener una opinión más objetiva. Pero no pude. La rabia fue más. Aquí voy:
Un día andábamos con R en Avenida Italia, despistados como siempre, camino a algún cumpleaños por ahí. Pasamos por fuera de una puerta misteriosa en una casa antigua, que escondía una luz tenue, una música agradable. En suma, quedamos metidos. El aire de misterio de aquel lugar nos hizo sumarlo a la lista de los "pendientes".
Un par de meses más tarde, nos acordamos. En parte, porque nos confundimos con otro lugar que leímos por ahí, y que pensamos que era justamente ese. Desinformación; falta de investigación. A quién no le ha pasado.
Lo que más rabia nos da es que estuvimos a punto de ir al Ancla o al Ozaki, pero de porfiados y metidos, desistimos.
Estacionamos el auto y nos metimos al lugar misterioso. Buena música, decoración con harto café, cochayuyos y madera. Garzones con cara de estresados y desmotivados.
Nos sentamos en una mesa, aún expectantes, y al cabo de un rato más largo que lo agradable, nos llega la carta de comida. Ahí nos enteramos que estábamos en el "De cangrejo a conejo". No debe ser tan malo dije yo: lo he leído harto, es antiguo. Sólo me sorprendió que no tuviese un letrero afuera. Tate, dije yo, debe ser tan bueno como el Peyo de Blanco Encalada que "ni siquiera necesita tener un letrero para llenarse".
Luego llegó la carta de vinos. Estaba ok. La de comida sonaba muy bien, incluso, conveniente en cuanto a los precios. Nos apuran en nuestra decisión. La garzona nos sugiere que pidamos "todo altiro mejor