El Opera y el Drama
Quizá el Opera no sabía que veníamos de un velorio y que fue la causa que llegaramos 15 minutos más tarde de la reserva. Pero acongojados que estábamos y con la mente nublada del dolor, que la cocina cerrara en 30 minutos era otro acontecimiento más a esa noche triste. Los bistrot franceses reciben miles de tristes y apenados comensales, abandonados, solitarios, lectores noctámbulos. Paris es una ciudad de amor y también de pasión. Nuestro Opera de Merced nos recibió con el mejor de los Kir Royale que se beben en esta capital, un Kir helado, espumoso y con ese color ámbar que calma el alma.
Para desequilibrar nuestros humores, esa noche el mozo no percibió que la carta para nosotros era un detalle, y que las ostras de borde negro no recuerdo que sabor tenían. Pero el belga, si Michel, intuyó que salirse del libreto era la mejor opción para dejarnos satisfechos. Preparó unos medallones de filete en su punto bañado de una delicada y liviana salsa acompañados de arroz blanco como hecho en casa.
Así lentamente, como debe ser , dimos el sí a
( Aún no recuerdo el sabor de las chalotas que acompañaban las ostras).