Da Salvatore - Quilpué, Grandes expectativas poca satisfacción.
Hace años que escuchaba buenos comentarios de Salvatore un chef italiano (o con ascendencia italiana) que su especialidad eran las pastas. Después de años de que iba y no iba, mis expectativas iban en aumento, hasta que por fin el último viernes de agosto mi Sra. fue a un Baby shower por lo que invité a mis 2 hijos a un club de Toby en el mentado Da Salvatore. Cabe destacar que mis hijos tienen 12 y 7 años, pero son unos pequeños gourmet (sobretodo el mayor).
Llegamos al restaurant y esperaba encontrarme el típico ambiente trattoria como comentó Germán en su post sobre este mismo restaurant, sin embargo, al entrar ya comenzó la decepción. La ornamentación, las mesas, las sillas, todo cero onda y una mezcla bastante rara. Unos vitrales que mostraban la historia de Merlín y el Rey Arturo, unos maniquíes de yeso vestidos como gladiadores, unos adornos de San Expedito, luces verdes y amarillas iluminando los adornos, sillas de metal con líneas ochenteras que desentonaban con el estilo antiguo que querían plasmar, pero lo peor, unos manteles tipo picá de campo con grandes flores lilas en donde en el centro destacaba y un pequeño mantel morado. La mezcla de entrada golpeaba. A lo anterior se sumana para ponerle más sabor kitsh un TV LCD colgado que pasaba repetidamente fotos de lo que parecía un viaje a Italia y una fiesta típica de esa zona. Lejos los más freak.
Como ya estaba ahí y en realidad nuestro objetivo era disfrutar las muy recomendadas pastas, nos enfocamos en ello, no sin antes pedir el clásico pisco sour con limón de pica, “no tenemos limón de pica” me contestó la amable srta. que nos atendió, por lo que en vista y considerando pedí un pisco sour “normal”, bastante trasnochado el sour, se notaba que hace horas estaba preparado tanto que estaba amargo, pedí que me preparan otro pero fue lo mismo (al parecer lo único que hicieron fue endulzarlo y suavizarlo con hielo), pero, como no íbamos a eso sino por las pastas, tratábamos de mantener altas las expectativas.
Me llamó mucho la atención que en todas las mesas los platos llegaban de a uno, lo peor es que el intervalo entre uno y otro era de algunos minutos (o se te enfriaba la pasta esperando a los otros comensales o comías solo) este es un punto imperdonable.
La carta se mostraba bastante buena por lo que mis hijos eligieron los ravioles, uno de ellos con pomodoro y el otro con Alfredo, por mi parte me decidí por los tortellini con una salsa que no recuerdo el nombre pero que tenía Roquefort, crema de leche y jamón crudo (me imagino que procciuto).
Cuando por fin llegaron todos los platos partimos comiendo y noté que a uno de mis hijos no le había gustado su plato (al más gourmet), no pregunte nada y partí con mis tortellini, pero ... ¡¡¡sorpresa!!! la salsa tenía un dejo amargo, no era el típico sabor del roquefort sino un sabor amargo a quemado, por otra parte el jamón crudo venia apelmazado (súper pegoteado), es decir no era una salsa uniforme. Mi plato estuvo lejos de ser un placer. Por otra parte mi hijo mayor que les habían parecido sus ravioles me contesto “son más ricos lo que prepara la mamá” Sin comentarios. Por otra parte mi hijo menor encontró deliciosos sus ravioles Alfredo.
En síntesis:
Local : 3,0 (Se nota el esfuerzo por decorarlo, pero no se logra el objetivo, es más, el esfuerzo se desvanece terminando en un ambientación kitsh)
Atención : 5,0 (Las Srtas. que atienden son bastante esmeradas, pero que los platos salgan de a uno, baja la nota al tiro).
Comida : 4,0 (Lejos debiera haber sido la mejor nota, pero realmente decepcionó).
Tragos : 2,5 Al menos el pisco sour que probé malísimo, He tomado pisco sour de cortesía muchísimo mejores.
Precios : 3,0 Demasiado caro para lo que es. Por el mismo precio como un plato de mejor calidad en el paste e vino.
Estacionamiento : 6.0 (No todos los restaurantes cuentan con estacionamiento por lo que debe valorase esto como un plus) ¿Porque un 6 y no un 7? Porque hay mejores y este no tenía cuidador.
Saludos,
Yerko