El Fin del Ají Seco
Este artículo lo escribo con el dolor de mi alma, por que uno de mis favoritos se está yendo a pique.
Mucho tiempo ha pasado desde que a la hora del almuerzo, por primera vez visité el Ají Seco (San Antonio, casi esquina Monjitas) INMEDIATAMENTE, con el pollo aliñado a medio masticar, agarré a mis compañeros y compañeras de trabajo y uno a uno los fui llevando al corto camino en que te haces adicto a la vinagreta de huacatay y a la pasta de ají amarillo que tan amablemente ponen en tu mesa.
Pasó el tiempo y lentamente el céntrico local se fue haciendo poquito a poquito, menos certero en detalles.
Los pedidos empezaron a demorar más (una vez esperé 50 minutos), los garzones perdieron amabilidad, el pan estaba añejo el 90% de las oportunidades que me tocó sentarme a la mesa. Gran parte del cambio fue cuando Carlitos, el administrador, se marchó a emprender el negocio propio que tanto quería quedando un amigo a cargo, muy amable y considerado conmigo cada vez que iba, pero siempre cayendo en errores generales que su clientela fiel le fue sacando en cara, poco a poco.
El 21 de mayo fuimos a celebrar el cumple de la nana de mi polola, y entre 6 comimos como locos, platos tan simples y sabrosos como el pollo asado, la suprema apanada, los tallarines saltados, y otros más elaborados como el ají de gallina y el delicioso y revitaliza muertos Chupe de pescado. Todo por 27 lucas, con postre.
El menú a $2.900, con bebida, entrada y postre siempre fue un tremendo acierto, y el pollo asado a $2.200, también. Hasta que el viernes pasado, después de pasar a buscar mi argolla de matrimonio, me senté con mi futura señora y dos amigos más a pedir lo mismo de siempre. Y me tuve que parar al cajero a buscar plata.
Del 21 de mayo a la fecha los precios han subido tanto que parece una burla. El clásico chupe de pescado que me costaba siempre $3.500, el viernes me costo $4.500, y no traía el quesito en cubitos que sale hasta en la carta. La Inka Cola que siempre valía $800, hoy vale $1.100, las bebidas $900 (lo mismo que en a pinch of pancho). El menú de $2.900, hoy está a $3.700.
En resumidas cuentas está claro que el fin de una era, para nosotros, está encima.
Lo pasamos bien durante mucho tiempo yendo al Ají Seco. Almuerzos, comidas nocturnas y la garantía de salir tieso de tanto comer, se acaban hoy. No por ser ratón y no pagar luca o más por los platos que tanto disfrutamos antes. Si no por que se puso al mismo nivel de restoranes donde, por 5 lucas por persona (picadas, obvio) uno puede comer distinto. Perdió la magia de la frecuencia (conste que escribo esto por que me duele, íbamos al Ají seco por lo menos 3 veces al mes)
Igual a los que no lo conocen, les recomiendo que vayan, se sienten y disfruten de una buena comida, y las salsas que nos hicieron adictos a muchos.
Saludos a todos
El Pancho Araya.