Zanzíbar, en Borderío

Escrito por: pola y coto
F01 Ene 2010
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No hay caso, con las expectativas no se puede.

 


En busca de algo así como la inmersión total en Marruecos, aunque la promesa declarada es más bién cocina del mundo (incluso hay platos peruanos y chilenos), fuimos a probar suerte al Zanzibar.

 

 Esta vez teníamos reserva, cosa rara en nosotros, pero había que asegurarse. Un viaje imaginario a diferentes culturas a través de la gastronomía y ambientación para ganar una experiencia única (declarado en la web del Zanzíbar)… es algo que no hacemos todos los días. Así es que tal cual turistas en busca de la ciudad perdida fuimos ahí, a Borderío.

 

 


Partiendo por el estacionamiento lleno, prácticamente con vehículos top y del año, dejamos jeep (viejito pero digno, eso sí). La ambientación del restaurant es tal cual como se ve en la web. Encontramos muchísmas lámparas colgantes (con ampolletas), con iluminación tenue pero omnipresente, lamparitas con velas en cada mesa, piso de mosaicos de colores, cortinajes y sillones (más bien modernos) de terciopelo, garzones de blanco y con un muy buen servicio vimos que la cosa iba bien. Cuando nos ofrecieron una mejor ubicación a la que teníamos, supimos que iba  mejor. Sólo faltaba comprobar con la comida, que en parte era a lo que íbamos. La la otra parte era, claro está este viaje imaginario y experiencia única. La música Lounge, definitivamente lo impidió como que no encajó con el concepto, así como unas lámparas modernas que no estaban en línea con las marroquíes. El enfoque del lugar está sólo en lo visual, falta alinear la música y los aromas.

 

Pero bueno acá vamos.

 

Nos ofrecieron algo para tomar…(sin carta por supuesto), enganchamos con un amareto sour y la especialidad de la casa. El Zanzíbar: en vaso alto, mucho hielo, extracto de hojas de menta, vodka y limón, refrescante y sublime los primero sorbos, absolutamente aguado desde los 2/3 en adelante. El amareto directamente malo, muy dulce sin sabor a licor.

 

Para picar optamos por una trilogía Zanzíbar para compartir: 2 empanaditas, 2 brochetas de pollo, 2 brochetas con kabab (aunque era sólo carne, sin perejil),  muy ricos, acompañados con salsa de maní, cúrcuma y leche de coco. Toda una revelación.

 

Para seguir nos presentaron 2 opciones: la carta del resturant con muchísimos platos étnicos y una carta paralela con un menú fijo único elaborado para clientes Visa, pero como había un solo tipo de menú Visa, mezclamos y pedimos 1 menú visa  y otro de la carta Zanzíbar.

 


El menú visa Excelente!!!!: de entrada: timbal de quínoa, palta y centolla, con un pocillo con mayonera casera, plato que compartimos. Después un risotto de champiñones con rack de cordero y salsa carmenere, tiernísimo y sabroso, consistente y envolvente, literalmente para chuparse los dedos (y así lo hice) y de postre una tulipa de chocolate con mousse de frambuesa. Menos rica y con menor presencia que los platos anteriores.

 

 

En cuanto a la carta Zanzíbar: de fondo nos caímos y pedimos un plato tailandés extremadamente picante que prácticamente no pudimos tocar: Stir fry de res al curry verde. No sabíamos que era picante y menos taaan picante, y de postre un fondant de chocolate (con centro cremoso)con helado de vainilla. Un  par de bebidas y ya.

 

La cuenta: sólo comida. $31.000, bebidas y aperitivos: $10.200. Total con propina: $45.000.-

 

 

Conclusión:

 

Tragos: Aguaditos

 

Comida: Excelente, sabor, presentación, porciones adecuadas. Ojo con lo que indique Curry…. Eso pica y mucho!!!

 

Ambientación: novedosa y entretenida, pero dista de la inmersión total que buscabamos.

 


Atencióny Servicio: Excelente.

Precios: Altos.

 

Recomendación: prueben la carta Visa a $15.000. (claro que sólo tiene 1 tipo de menú).

 

 

Ubicación: Borderío, Av. Monseñor Escrivá de Balaguer 6400 Local 6

 

Fono: 218-0118.

 

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Pola y Coto

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